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¿De dónde sale la luz de casa? – Parte II

Hace bastante tiempo os presenté mi teoría para explicar por qué cuando accionamos el interruptor de una habitación se enciende la bombilla en cuestión. Podéis echarle un ojo a esa entrada, aquí.

Hoy os voy a deleitar con una idea novedosa que revolucionará la vida de todas las personas del mundo mundial. Cambiará nuestros hábitos de alimentación, reducirá el consumo de energías no renovables y contaminantes, dará un empujón a los negocios agrícolas y ganaderos, aumentará el bienestar y autoestima de las personas… Una ganga, un milagro.

La idea es dar vacaciones a esos personajillos montados en bicicletas estáticas de los que os hablé y, en su lugar, fabricar unos electrodos que se colocarán pegados en nuestra zona abdominal, piernas o culete. Mientras nosotros estemos sentados en el sofá viendo nuestra serie preferida, los electrodos recogerán energía de nuestro cuerpo y la almacenarán en una batería que luego servirá como suministro de electricidad en nuestro hogar.

Por si alguien no ve las ventajas, enumero algunas a continuación:

1. No más centrales nucleares, no más combustibles para producir la energía. Cuidaremos nuestro pequeño y enfermo planeta.

2. Aumento de ingresos para los negocios agrícolas y ganaderos. Empujón también a los núcleos rurales que centran su economía en esos negocios.

3. Creación de empleo, que en estos tiempos no está de más.

4. Adiós a las dietas, adiós al sobrepeso. Mientras descansamos, adelgazamos.

5. Tendríamos que comer obligatoriamente para poder abastecer nuestro hogar. Nada de sentirse culpable por comer a lo bestia, ahora será una necesidad.

6. Indirectamente, fomentamos las familias numerosas. Cuantas más personas se enchufen a los «Loixi-electrodos», más electrodomésticos podemos utilizar a la vez.

Hay un largo etcétera de ventajas, y la única pega que veo es el colesterol y todas esas cosas que anuncian. Pero la idea me parece sencillamente estupenda. Genial, megatrónica y multidisciplinarmente genial.

Para que os hagáis a la idea, esta podría ser una escena muy común en la nueva vida con mi invento funcionando:

 

Manolito, hijo, voy a preparar una pizza al horno ...

 

Lo dicho, este invento sería la bomba. Pero hasta que se invente, tocará ir al gimnasio, andar, comer poco y/o cualquier estrategia saludable para mantener una buena salud.

Y au 🙂

PS: Tapa de cochinillo y madejas la semana que viene, ¿o qué?

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¡Sí se pudo!

A finales de enero nadie daba un duro por el Zaragoza. Todo el mundo contaba con que el equipo bajaría a segunda división y no había forma humana de evitarlo.

Entonces llegó el nuevo entrenador. Cuando lo vi me hizo gracia, qué cara de mala leche tenía el «jodío». Pero imagino que a los jugadores les gustó el señor, les pidió que pelearan y así se hizo. Unas semanas más tarde llegaban las primeras victorias, aunque parecía que no serían suficientes.

Sin darnos cuenta, las semanas fueron pasando y llegamos al último partido con la «tranquilidad» de depender de uno mismo. Si el Zaragoza ganaba hoy estaba salvado, y no importaba lo que hicieran los demás.

Además del partido del Zaragoza había otros dos partidos decisivos en juego. Curiosamente en ninguno de ellos se marcaban goles, y eso es porque al no marcar nosotros al resto les valía un empate para salvarse. ¿Qué ha pasado? El primer gol maño les ha hecho tener que jugársela. Ahí ha llegado el gol contra el Villareal y el gol del Rayo, que dejaba a los valencianos en segunda.

Realmente el fútbol me da igual, pero este año lo he seguido con especial interés porque siempre j*d* que un club que ha sido grande acabe en la miseria por culpa de un desgraciado sin escrúpulos al que los aficionados le importan lo mismo que a mí mandar a Estanis y Montesanto a marte sin escafandra.

Al menos la sensación que me queda es que hay una veintena de tíos dirigidos por un andaluz con mala leche que, aun cobrando mal (y sin cobrar hasta hace no mucho) han conseguido que el club aguante un año más. Siento cierto orgullo por esos señores a los que no conozco.

No me enrollo más…. simplemente, mi enhorabuena y nos vemos en la Romareda en septiembre 🙂

Y au!

 

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¡¡Sí, se puede!!

No tengo ganas de filosofar ni extenderme mucho escribiendo. Estoy cansado, ha sido un día largo y me toca fregar el palacio de Yoyo. Pero, a pesar de todo, estoy contento.

Cada vez queda menos para que Zaragoza se declare sede oficial de K*k*landia. La bella doctora encontrará un piso y tendré excusa para pasar de nuevo. Me han invitado a almorzar un bocadillo de calamares en el clínico (hoy tocaba currar allí) y además el Zaragoza ha vuelto a ganar.

Hace 4 meses veía impensable que el equipo se salvara. Hoy lo veo improbable, pero posible. Creo que ahora mismo el descenso es lo de menos. Lo importante es que me han hecho recordar que a veces en la Romareda se disfruta. Hoy puedo decir que los 90 minutos que he estado allí sentado no han sido 90 minutos de vida que jamás recuperaré. Han jugado con ganas, bien, y han tenido la suerte de marcar un gol que les ha dado la victoria. Aun así, se ha sufrido, no creáis.

Con todo, veremos lo que ocurre. Para mí lo ideal sería llegar a la última jornada con posibilidades de quedarse en primera. Que haya varios equipos «en el ajo» y que sea como una final de Champions, pero en paralelo. Sería una multi-final de Champions, pero sin copa al terminar 😀 . Y allí ya… sálvese quien pueda, nunca mejor dicho.

Toca esperar al sábado, pero hasta entonces os dejo esta canción que me hace gracia.

Y au 🙂

PS: Pero cordera… ¿habemus piso o no?