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Cuatro meses y banderón de Aragón

Este domingo hará 4 meses que dejé de fumar…

Realmente no es que me apeteciera dejarlo, me gustaba y no me suponía un gasto excesivo de dinero. Sentarme a programar con mi música «de programar», mi café y mis cigarros era uno de mis mayores placeres de la vida. También estaba bien el cigarrazo de después de las comidas, y era lo suficientemente «poco adicto» como para fumar sólo los cigarros que me sabían buenos, nunca antes de desayunar.

Pero todos sabemos que fumar no es buena idea, y diría que casi todo el mundo tiene alguien cercano muy j*didillo por haber fumado durante muchos años, o incluso fallecido. Así que, como con cada cigarro compraba una papeleta para el sorteo del cáncer y otras enfermedades, hubo que dejarlo.

Dejarlo no es fácil, he probado cigarros electrónicos, pastillas, «fuerza bruta» y otros métodos y hasta ahora siempre he acabado recayendo. Una vez aguanté 6 meses, otra un año, otra año y medio, pero al final siempre volvía. En este nuevo intento decidí no utilizar ningún refuerzo que no sea mi fuerza de voluntad, y a ver qué pasa. Y os cuento cosas que me están ayudando:

  1. Pensar que nunca más harás algo hace que dejar de hacerlo sea más duro. Por eso yo me he hecho a la idea de que a los 75-80 años volveré a fumar. Entonces podré fumar tabaco o porros, para entonces no creo que tenga tiempo suficiente para destrozar excesivamente mi cuerpo.
  2. Fumando tabaco de liar, gastaba unos 11 euros a la semana, que es entorno a 1,60 euros diarios. Decidí guardar ese dinero echando 2 euros cada día que no fumara para comprar cosas en las que de otra forma no me gastaría ese dinero. Esos 40 centimos extra diarios son la recompensa por hacer un esfuerzo.

Con estos pequeños «minitruquillos» consigo llevarlo bien. En general no suelo acordarme salvo momentos muy, muy puntuales. Me pillé un par de kg o así pero ya los he perdido, así que todo va sobre ruedas.

Después de estos 4 meses guardando dinero, me he dado un capricho con el que muchas veces había soñado, mirad:

Sí… es una bandera de Aragón, mi tierra querida, con su escudo bordado. No es una bandera para poner en el balcón sino en un despacho con su mástil dorado, al estilo de la de los ayuntamientos :-D. Sí… ha costado una pasta, pero oye, hay quien hubiera comprado 200 gatos de esos que mueven el brazo, yo decicí esto.

Problema… Ni de coña hubiera pensado que un mástil de esos con su punta de lanza arriba pudiera costar más de 150 euros. Así que… ya que he empezado con mi capricho, no me queda otra más que ahorrar 75 días más y darme el gustazo. Cuando acabe… empezaré a «construir» mi móvil nuevo.

En fin… toca seguir y a ver si esta vez es la definitiva.

Y au!

PS: San Paco estuvo bien, ahora hay que preparar Vietnam!

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