Hoy he estado conduciendo por la noche, y como siempre me pasa, ha habido algún momento en el que he dudado del carril en el que debía ponerme en una rotonda para ir a «tal» sitio, de si «por tal calle se puede girar hacia la izquierda», y de pijadas así.
¿Qué haces al final? Pues fácil, te pones donde te da la gana, echas bien «la intermi» (así la llamaba mi abuela), y procuras incordiar al personal lo mínimo posible. A veces las carreteras deberían estar mejor señalizadas.
Así que, como buen justiciero urbano, me he dedicado a buscar por internet, y he encontrado estas fotos curiosas, que esta semana se llevan el premio a La foto de la Semana. Veamoslas:
En esta primera, se nos enseña a hacer un STOP. Obviamente, ninguna de las señales sobra, son todas imprescindibles, y por lo tanto, hacen bien en estar allí.
En esta segunda, aprendemos a salir de una gasolinera, o un parking público, o algo similar. Igualmente, cada señal colocada tiene su razón de ser, y la seguridad vial correría un serio peligro si cualquiera de ellas fuera eliminada.
Y veamos por último, la forma española de señalizar la entrada a un pueblo, por ejemplo. A veces las señales no llegan a la consciencia de los intrépidos conductores. Los semáforos hay quien se los salta alegando daltonismo agudo. Las líneas del suelo… «se borran», dicen algunos. «Es que pensaba que era para las bicicletas», «Mire, agente, esa línea no estaba ahí cuando yo he pasado con el coche»… Son algunas excusas que pueden ser utilizadas.
Pero ante esta sutil, clara y concisa señal que vamos a observar, no hay excusa posible.
Por si quedaba alguna duda, la señal nos invita a aminorar la marcha. Pagaría millones por ver esa señal en acción. La cosa es que, ese sitio me recuerda ligeramente a un pueblo de aquí cerca: Longares. Al ir en dirección teruel, también tiene una «placeta» que sale a la derecha… ¿Será ese pueblo el que alberga tal obra de arte?
Con esa duda me despido por hoy.
He dicho.