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Harte de las giligenitaleces de l@s tontxs de siempre

Empiezo a estar hasta la coronilla de las tonterías modernas sobre la igualdad de género. Cada día tengo más claro que si yo fuera mujer me sentiría indignada por la actitud de todos los que buscan machismo en el lenguaje como si no hubiera cosas más graves por las que preocuparse.

Si yo fuera mujer, no querría que me contrataran porque tengo una vagina entre las piernas y la empresa tiene que elegirme para cumplir con «el cupo impuesto». Me gustaría que me contrataran porque soy mejor que todos los demás aspirantes.

Si yo fuera mujer, querría cobrar lo mismo que el hombre que se sienta a mi lado, porque los dos estamos desempeñando la misma tarea.

Y si yo fuera mujer, estaría indinadísima por ver como a cuatro GILIPOLLAS se les llena la boca mientras alardean porque dicen que están haciendo los deberes. Y sí, el insulto es tal cual lo escribo, sin desprecio ninguno a las vaginas que tanto adoro. No, señores, dejen de llamar machista a quien dice «todos» cuando hay una mujer presente, y dedíquense a que, de verdad, la igualdad de oportunidades, salarial, de derechos y obligaciones exista.

Preocúpense también de no dar excusas a los empresarios para contratar hombres escudándose en que no pueden asumir 4 meses de baja maternal frente al mes y pico (y gracias a dios, eso está cambiando ya) que tienen los hombres. Equiparen eso también y ayudarán a que no se discrimine a las mujeres por hacer algo tan maravilloso como es gestar a una nueva personita (hijo, hijarroba, hijes, hijx, hijo/a, criatura o persona en proceso de fabricación).

Por eso me duele el alma cuando escucho a iluminadas como esta señora, inventarse palabras como «portavozas» y quedarse tan ancha.

 

 

Como no podría ser de otra manera, las redes sociales han respondido con mofas y todo tipo hacia esta desafortunada intervención. Después es cuando la joven, lejos de reconocer que se ha equivocado, o que «se le ha ido la pelota» de tanto hablar «a lo progre», trata de justificarse de esta manera:

 

 

Pues nada, oye, desdobla, desdobla. Lo que me parece curioso es que, en su perfil de Twitter, tenga esto puesto:

 

 

Y digo yo, ¿esto no es un poco inconsistente con tu afirmación anterior? ¿No hubiera sido más fácil decir que, simplemente, te has equivocado?

La verdad es que me da rabia, me da rabia que los partidos que más tonterías al respecto hacen con el tema de la igualdad sean los de izquierdas. Me encantan muchas de las cosas que proponen pero no puedo dar mi voto a quienes venden humo, a quienes dicen involucrarse mientras centran toda su atención en bobadas como estas. Lo siento, Podemos PSOE, IU y demás perroflautas (o perraflautos, no sea que me tachen de machisto), pero no obtendrán mi voto en muchos años.

En fin… no creo que la cosa vaya a cambiar en este aspecto. Mi único consuelo es que empiezo a ver a mujeres que también están hartas de estas tonterías. Más de una me ha dicho «que hablen como quieran pero que nos paguen igual». Confío en que en algún momento el feminismo recuperará la cordura y se convertirá, de nuevo, en aquello necesario y en búsqueda de justicia que un día fue. Hasta entonces, a aguantar toca. Espero que todo/a ese esper@ merezca la/el pena/e.

Y au :-@

PS: Nos vamos a Nueva York otra vez, o qué?

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La locura napolitana. Parte 1

Después de unos meses ausente he decidido escribir un par de entradas sobre mis experiencias vividas recientemente durante mi viaje a Nápoles, hace un par de semanas.

La ciudad me pareció muy curiosa, algo descuidada pero bonita, con contrastes alucinantes. Yo la llamé la ciudad del «y esto a qué viene aquí?», porque tan pronto veías el mar y al lado montañas altas, como un edificio precioso y al lado una iglesia abandonada. La comida es… simplemente italiana, y aprovechamos para comer lo típico, pizzas, pastas, café, helado y cosas por el estilo. Los postres bien también :-D.

Pero esta entrada la quería dedicar a la conducción napolitana. Si bien es sabido que los italianos conducen «de aquellas maneras», he de decir que en Nápoles la cosa es sencillamente surrealista, os voy a contar algunas (seguro que olvido más de la mitad) barbaridades de las que me encontré.

Resumiendo, pero no por ello exagerando ni diciendo cosas que no son ciertas, las normas no existen. La conducción allí avergonzaría a cualquier autoescuela y no es digna de un país civilizado, es surrealista.

Para empezar, las líneas continuas no tienen el significado de «esto no se cruza» que tienen en el resto del mundo. Allí son orientativas e indican por donde va el carril, pero nada te impide cruzarlas si lo consideras oportuno, adelantar en curvas con este tipo de líneas y demás.

Los pasos de cebras son meros elementos decorativos ya que nadie va a parar para que pases. Sabiendo esto, la gente cruza por donde le viene en gana, por cualquier sitio. Si estás en una acera y necesitas pasar, sólo tienes que cerrar los ojos, rezar, llamar a tus seres queridos por si acaso y cruzar. Los conductores no pararán pero si no haces movimientos bruscos te esquivarán para no atropellarte. Es algo realmente práctico ya que no tienes que andar buscando pasos de cebra ni esperando a que tu semáforo más cercano se ponga rojo. En España hay gente que incluso se disculpa si en un paso de cebra no le ha dado tiempo a frenar para que tú pases.

Los semáforos se utilizan de forma diferente. Un semáforo en ámbar significa lo mismo que uno verde, y uno rojo significa «si ves que viene alguien, espera a que pase antes de seguir». La gente rara vez los respeta si no es un cruce realmente grande (sí lo hacen en cruces de avenidas, por ejemplo).

Las rotondas también son un elemento curioso ya que, a diferencia del resto de países desarrollados, no aportan prioridad a quien anda dentro. Son simplemente una forma de organizar el tráfico en cruces complicados para que la gente no cruce por donde quiera. Pero al llegar a ellas la gente no frena, pasa igualmente. Parará únicamente el que más aprecio tenga a su coche esté dentro o fuera de la rotonda.

Las motos se usan como medio de transporte comodín donde todo es posible. Es frecuente ver motos con dos personas, tres, una portando un televisor, madres con niños sin casco, gente hablando con el móvil (puesto al cuello para tener las dos manos libres), niños de 11 años y demás. Adelantan en cualquier momento y situación, haciendo que conducir sea extremadamente agotador debido al grado de atención que tienes que mantener si no quieres dejar a alguien huérfano.

Más cosas… ¿conocéis las «isletas»? Son esas zonas rayadas con líneas que se supone que no se pueden pisar ni utilizar para aparcar. En Nápoles son parkings municipales gratuitos donde puedes dejar el coche sin problemas. No importa si hay policía (que la había) mirando, la gente las utiliza para lo que les da la gana. Aparcar la gente aparca en cualquier sitio: dobles filas, triples filas, bloqueando a coches de forma que no puedan salir… Sólo vimos un sitio donde la gente respetaba las señales de prohibido aparcar, el lugar reservado para los Carabinieri.

También llegamos a ver a gente que, en medio de una carretera de montaña, decidió parar en medio del carril para sacar fotos al paisaje. Claro, ¿por qué no? Si vas conduciendo no puedes sacar fotos, así que lo mejor es parar para no causar un accidente. Lo curioso es que la gente, lejos de pitar al infractor, me pitaba a mí por no querer adelantar en una curva sin visibilidad.

Los adelantamientos también merecen comentario. Y es que se puede adelantar con absoluta libertad. No importa si es una carretera de montaña en las que la velocidad media es de 40 km/h, una ciudad, una calle del centro de un pueblo, por la izquierda, derecha o incluso si hay más gente adelantando en sentido contrario. El día que alquilamos un coche hubo un momento que mientras a mí me adelantaba una moto en una curva, otra moto adelantaba a otro coche que venía de frente. Pero oye, que pasamos los cuatro y no nos matamos ninguno.

Si en algún momento te equivocas de dirección puedes parar, dar marcha atrás y hacer un cambio de sentido, nadie pitará.

Seguro que me olvido de cosas, pero a grandes rasgos todo lo que os he contado lo viví. La característica común al 99.9% de los conductores en Nápoles es el egoísmo, además de la poca vergüenza. Yo no podría ser así, pero bueno. Y lo peor es la pasividad de las autoridades. Con una semana de multas contundentes se acabaría la tontería, sacarían dinero para construir 3 hospitales y remodelar los edificios de toda la ciudad, y quitarían tantos carnets de conducir que el centro quedaría sin tráfico. Todo ventajas.

Tres cosas aprendí de mi experiencia conductora, una es una nueva expresión y las otras dos son verdades como templos:

– Hacer el italiano: Hacer una barbaridad al volante, lo más gorda que se te ocurra y con algún fin que para nada justifique tu infracción.

– Bajo ningún concepto homologaría un carnet de conducir obtenido en Italia para conducir en España. El resto de los países que hagan lo que quieran pero aquí no quiero muertos.

– He confirmado que Dios realmente existe, solo que está ocupadísimo en Nápoles salvando vidas y por eso apenas se le ve deshaciéndose de enfermedades importantes, evitando guerras o echando una mano en asuntos relevantes para el resto de la humanidad.

En cambio, sí que os voy a decir una cosa. Gracias a estas y otras cosas que os contaré en alguna entrada más, volví sintiéndome más orgulloso de ser español (a pesar de la corrupción y otros muchos problemas que tenemos aquí).

Y au! 🙂

PS: No preocuparse, haremos más viajes

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¿Y ahora? No… ¿Y ahora? No…

Últimamente estoy saturado del tema catalán. Siempre les he tenido cierta simpatía, he tratado de entender su inquietud cuando mucha gente se limita a colgarles el «sambenito» y punto. Pero es que lo que están haciendo me parece que no tiene nombre.

En primer lugar he de decir que me parece perfectamente lícito y comprensible (lo comparta o no) que quieran ser un país independiente. De la misma forma que puedo entender que haya gente de izquierdas y de derechas puedo entender que haya independentismo. No quiero que se interprete este post como algo político, lo que yo critico es la forma de actuar y no las ideas.

Dicho esto, me parece sencillamente acojonante, que se harten de reclamar el derecho a decidir mientras me lo niegan a mí.

Porque al fin y al cabo, para que ellos sean independientes creo que deberíamos votar varias veces. La primera de ellas para modificar una constitución que no permite consultar al pueblo sobre esos asuntos. En esa decisión participamos todos, les guste o no. Después tendrían que, como bien quieren hacer, consultarse a ellos mismos si realmente la mayoría (y hablo de una mayoría CLARA, nada de la mitad mas uno) quiere irse. Pero es que ahora viene cuando el resto de España, incluyendo a Cataluña, decidimos si queremos perder parte de nuestro territorio.

En lo personal, me gusta pensar que cuando voy a La Pineda no cambio de país. Me gusta pensar que cuando voy a Barcelona a coger un avión estoy más «en casa» que si lo cojo en Burdeos. Y me gusta tener en común con los catalanes algo más que el río donde van mis caquitas. Pero oye, si todo el proceso se hace como se debe estaría dispuesto a aceptar que se vayan y todos tan amigos.

Pero no… ellos no piensan igual. Y me voy a permitir el lujo de generalizar, porque es mi blog y si a alguno no le gusta puede dejar de leerlo. Y porque ellos no tienen problema en manipular la historia, MI historia, en soltar mentiras por todo el planeta que la gente sin conocimiento creerá, en monopolizar los telediarios, en crear crispación y malestar y en apropiarse de símbolos de mi tierra.

Ellos quieren hacer su plan independentista sí o sí, sin preguntarme a mí o sin siquiera mencionar en ningún sitio que el resto del país tengamos que decidir con votos que tienen que tener el mismo valor que los suyos. No se preocupan siquiera de los muchos catalanes que piensan que estar en España no está tan mal y procuran vivir el día a día sin tocar los c*jones a nadie.

Me repatea los higadillos que aprovechen cualquier pretexto para recordar que son catalanes e independientes. Y muchas veces lo hacen soltando la coña por lo «bajinis» y riéndose entre ellos, sabiendo que tocan las pelotas y disfrutando.

Me repatea que todo lo bueno sea catalán. La corona catalano-aragonesa, la bandera catalana, los países catalanes (que son parecidos a los territorios de la antigua Corona de Aragón), por supuesto la franja catalana, y dentro de poco si nos dejamos el gazpacho catalán, la jota catalana, frutas de Cataluña, el rabino Catalán, tortilla catalana, y las sevillanas catalanas. Cualquier excusa es buena para recordar que, cierto o no, lo bueno es Cataluña y Cataluña es lo bueno.

Me repatea la manipulación que desde pequeñitos introducen en las escuelas. Siempre he pensado que una mentira contada durante mucho tiempo y a mucha gente se acaba convirtiendo en verdad. En verdad, al menos para muchos. Y el problema es que si el resto de la gente pasamos de discutir simplemente porque no merece la pena, la nueva verdad acaba esparcida por el mundo y aceptada por los extranjeros, que cuentan leyendas falsas que un día un listo de estos les contó. Hoy por hoy Cataluña es España, nunca ha existido la corona catalano-aragonesa, nunca ha habido un rey en Cataluña… Lo siento vecinos, pero vuestra historia es el cuento más maravilloso jamás contado.

Lo que más me repatea de todo es que utilicen una lengua como arma y se nieguen a usar otra que todos conocemos para sentirse diferentes. Para mí es un privilegio nacer en un sitio donde se hablan, indistintamente, dos lenguas. Creo que es algo que enriquece mucho a las personas y que ellos deberían llevar con orgullo.

Me repatean muchas cosas pero no me quiero poner racista, regionalista o como quiera que se llame este sentimiento que está creciendo en mí gracias a algunos.

No me enredo más, simplemente un último comentario.

Hoy puedo decir que soy independentista. Independentista catalán. Que se vayan, que se vayan a tomar viento si así se callan, dejan de amargar la vida a la gente y dejo de verlos en todos, todos los medios de comunicación y todos los días.

Pero… por lo pesados que no, si tengo la oportunidad de votar diré que no a todo lo que intentéis.

He dicho 🙂

PS: Hoy, y sin que sirva de precedente, van a monopolizar mi entrada.

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Gracias democracia, Loixilandia será una realidad

Hoy en día está muy de moda lo del derecho a decidir. He estado pensándolo bien y creo que me voy a unir al carro, os cuento.

Estoy cansado de ver en mi barrio gente con la que no tengo nada en común. Hay viejos, críos, feos, ricos, pobres, gente de derechas, extranjeros y otros. Yo no soy nada de eso, tengo una cultura propia, mis abuelos fueron reyes de la Corona Loixiana, bailo la loixi-sardana, inventé las loixi-çotadas, vivo en Zarza (Zaragoza, para los de fuera) y otras muchas cosas que no os voy a contar por no daros envidia.

Y digo yo, ¿por qué tengo que ser español pudiendo ser loixiano?

Lo hablé en mi casa, estamos dos. Mi novia me da la impresión de que no está mal siendo española, la pobre no entiende lo bien que viviría en Loixilandia. De hecho, hice una consulta en la que cada miembro del hogar que quiso votar respondió a las siguientes preguntas:

– ¿Quieres que Loixilandia sea un estado?

– ¿En caso afirmativo, quieres que sea un estado independiente?

El resultado fue abrumador. Hubo 1 voto y una abstención. El 100% de los votos había dado «dos de que sí». La victoria es mía, ¡Arriba Loixilandia!

No, no me vengáis diciendo que lo del 100% de los votos es mentira. Habrá quien dirá que sólo el 50% de la población ha votado que sí. Es una forma de verlo pero, en cualquier caso, el 50% de la población mayor de edad con derecho a voto ha hablado alto y claro. De hecho, recuerdo una región española en la que, ni de lejos, llegaron a mi 100% de los votos, y a ellos se les está escuchando.

Si sois buenos demócratas acataréis la voz del pueblo. Mi piso debería ser independiente y así se lo he hecho saber a Mariano Rajoy para que efectúe las acciones necesarias para mi liberación. De no ser así, en 18 meses proclamaré unilateralmente la independencia de Loixilandia, entraré unilateralmente en la Unión Europea y acuñaré mis propios euros. Así se lo he hecho saber a Angela Merkel.

Me encanta la democracia y el derecho a decidir. Os animo a que lo ejerzáis todos.

Y au 🙂

PS: Con ganas de vacaciones, muchas vacaciones…

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¿Nos podemos fiar de los medios de comunicación?

Cada día más, los medios nos bombardean con noticias sobre el independentismo catalán, sobre las variaciones en la intención de voto hacia los nuevos partidos políticos y otros muchos temas que, en estos momentos previos a elecciones autonómicas y generales, nos pueden condicionar a la hora de elegir nuestro partido «preferido».

Sobre el independentismo catalán, sus tremendas mentiras y lo que llaman «derecho a decidir» mientras olvidan el mío podría escribir hasta aburrir pero no es el objetivo de hoy.

El caso es que esta mañana me he puesto a leer sobre la intención de voto y he llegado a una noticia que me ha llamado increíblemente la atención. El titular es el siguiente:

«Podemos y Ciudadanos adelantan al PP y el PSOE en intención directa de votos»

Leyendo la frase anterior, cabría pensar varias cosas:

1. Tanto Podemos como Ciudadanos tienen mayor porcentaje de votos que el PP y el PSOE. Es decir, Podemos obtendría la primera posición, Ciudadanos la segunda, el PP la tercera (o cuarta) y el PSOE la cuarta (o tercera).

2. La suma de votos de Podemos y Ciudadanos supera la suma de votos del PP y el PSOE. Así pues, si Podemos y Ciudadanos formasen coalición, el PP y el PSOE en coalición seguirían sin obtener mayoría.

Esto es algo que aparentemente es lógico y, si después de leer el titular dejáramos de leer, podríamos pensar que los partidos tradicionales no ganarán las elecciones. Pero como siempre digo, hay que leer bien antes de sacar una conclusión. De modo que leemos el primer párrafo en el que dicen que:

«El PP ganaría las elecciones generales con el 23,5% de los votos, muy lejos de la mayoría absoluta que consiguió en 2011, y pasaría de 186 a 107 escaños, como máximo, según un sondeo del Barómetro Político de España del Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para El Periódico de Catalunya, que sitúa como segunda fuerza a Podemos, con el 20,1% del electorado (18-82 diputados), seguido del PSOE (19,1% y entre 75-78 escaños) y Ciudadanos como cuarta fuerza (17,7% de los votos y entre 55 y 59 diputados).»

La cosa aquí es ligeramente distinta, según este párrafo el PP iría el primero, seguido de Podemos, el PSOE y Ciudadanos. No es hasta el segundo párrafo donde se dice que:

«El resultado de la encuesta cambia si se pone la lupa sobre la intención directa de votos; en este caso Podemos, aunque frena su progresión, sale como primera fuerza, con el 18,9% de los votos. Ciudadanos le pisa los talones con el 15,7%. En la tercera posición, el PSOE (14,5%), seguido del PP (14%). En cuanto al resto de formaciones, Izquierda Unida , según la intención directa de votos, con el 3,9% de los votos, mientras CiU se queda con el 2,3%, ERC, 1,2% y UPD, 1,1%.»

Aquí sí se dice lo que yo esperaba leer. Sinceramente no entiendo muy bien como funciona el tema de las encuestas, y sobre las distintas formas de intención de voto. Dependiendo de quién la realiza se obtienen unos datos u otros, y por eso periódicos como El País utilizan normalmente fuentes distintas a las que utiliza el ABC, por ejemplo. Todos parecen decir la verdad, pero todos se llevan la contraria, ¿cómo puede ser esto?

Últimamente paso de leer los periódicos o escuchar la radio porque veo como me van manipulando, y no me gusta. Hay veces que me ponen los datos «masticadicos» para que mi conclusión sea la que ellos quieren, y eso es algo que me parece bochornoso. ¿Por qué no se limitan a poner datos numéricos y dejar que yo piense por mí mismo?

Veo a diario como sacan noticias para hundir a determinados partidos políticos, como extraen pequeños fragmentos de una conferencia para descontextualizarlos, como se intenta evitar el efecto de la corrupción y de la aparición de nuevos partidos. Y quiero dejar claro que no defiendo a nadie, simplemente estoy criticando una práctica que me parece que les pasará factura.

Por poner algunos ejemplos, está el famoso «hay que españolizar a los catalanes» de Wert, que si bien no es santo de mi devoción hay que ser consciente de que se sacó de contexto. Está el titular «Podemos quiere imponer el catalán en Aragón» que tanto me molestó cuando lo leí (claro que cuando leí la noticia entera mi impresión cambió), por poner un par de ejemplos.

Creo que la prensa y las televisiones saben de sobras lo que quieren conseguir, y todo lo que escupen va en esa línea. Y no me gusta que me manipulen, al menos no tan evidentemente como si fuera estúpido.

Tengo claro que cuando haya elecciones espero ver que la gente ha madurado y que está cansada de que les roben y les mientan, de la corrupción y de que haya dos grandes partidos que sepan que gobernarán hagan lo que hagan (tal vez incluso esta vez pacten entre ellos para no perder sus amados sillones). Si no hay cambios significativos me avergonzaré de mi nacionalidad, pero todavía tengo fe en la inteligencia humana.

Sin más, sólo quería «rajar» un poco y quedarme a gusto. Otro día os cuento más cosillas, mis queridos frikoides que me leéis.

Y au 🙂

PS: Tenemos los billetes, sólo falta el alojamiento y todo bien!

 

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Comidas azules… ¿manjares?

Hoy estaba haciendo la cena con la bella doctora y de repente se me ha venido a la mente una pregunta estupenda:

¿Existen comidas azules?

Pero cuando digo azul, es azul azul, en alguna de sus variantes. Azul claro, oscuro, turquesa, cielo, blue tropic, o similar. La verdad es que se me ocurren tropecientasmil comidas verdes, rojas, amarillas, naranjas (bueno, de esto sólo las naranjas y poco más), marrones… Pero azul, lo que se dice azul, no.

¿Por qué será esto? Ahora mientras escribo tengo aquí a mi compañera de piso buscando información y sí, hay más locos como yo que se preguntan lo mismo, no hay más que buscar en Google.

Lo cierto es que, si olvidamos las gominolas, los Lacasitos (M&Ms los llaman fuera) y cosas por el estilo, cuando pienso en comida azul sólo puedo imaginarme cosas como ésta:

 

rana_azul

 

 

La verdad es que no da muy buen rollo. No apetece comerse un cacharro de como éste, aunque sea bonito y seguro que esté fresco y blandito. Posiblemente por la idea de venenoso que transmite no hay comidas que sean azules «de serie». Aunque buscando por ahí he encontrado estas comidas azules que, por cierto, tampoco me comería:

Habría que ver si hay jamón, tortilla de patata, panceta y cosas así de color azul, probablemente otro gallo cantaría. Pero de esto os hablaré en una próxima entrega, porque me consta que hay un sitio en Zaragoza donde hacen hamburguesas con pan de colores. ¡Ya os contaré!

Hasta pronto queridos padaguanes.

Y au! 🙂

PS: Nueva York nos espera…

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