El clero. Son gente que renuncian a muchas cosas por su fe. Cosas como por ejemplo echarse chorba o practicar el sexo (madre… no sé como viven).
Y el otro día lo pensaba. Si yo fuera cura, y pasara la tía mas buenorra a mi lado, con su escote y sus andares, ¿qué haría yo? Porque vale, yo tengo a Dios, que me quiere y me cuida pero… ¿acaso con semejante pivón no iba a estar bien atendido? 😛
Hay varias opciones. Está la opción de quitarme la sotana para siempre, ponerme guapo y salir a ver si me la encuentro otra vez, condones en mano. Tambíen podría pensar “bueno, lo elegí yo”, y vivir amargado* con mi castidad (pero tranquilo porque hago lo que quiero hacer, con sus pros y sus contras). O está la opción intermedia (aunque no sé si la mejor): Acordarme del santo día que decidí ponerme la sotana y recurrir a mis 5 amiguitos de siempre (pulgar, índice, corazón, anular y meñique) para aliviarme. Luego una duchita de agua fría, muchas oraciones para que el Señor me perdone, y a seguir con mi vida casta y pura, llena de buenas acciones e ilusión por el prójimo.
* Digo amargado aunque en realidad ellos no creo que se sientan así. Se apoyan en su fe, que es lo que les ayuda a renunciar a todo lo que renuncian y vivir felices y contentos. Debe ser buena la fe, aunque, ¿qué es exactamente?
Un religioso, y mucha más gente, diría que es “creer aunque no veas”. Para mí no es exactamente eso, sino que es más algo como “creer, veas o no, sin que nadie sea capaz de convencerte de lo contrario”.
Yo creo que en realidad todos tenemos algo de curas. Todos tenemos nuestra fe en algo, y por supuesto momentos en los que esa fe se tambalea.
Lo dificil es saber qué decisión tomar, si seguir lo que estamos haciendo y además hacerlo de buena gana, dejarlo y buscar algo que de verdad nos llene, o poner una tirita, una solución temporal hasta la próxima ”prueba de fe”.
“Los caminos del señor son misteriosos”, he dicho…