Pues seguimos, sí. Con el paso de las semanas las cosas van cambiando, pero siempre en la misma línea. Todo parece que va a evolucionar de una manera, pero en último momento algo se tuerce y sale distinto a lo esperado (no necesariamente mal). Con cada nuevo sobresalto hay que tomar nuevas decisiones, y en la mayoría de los casos no son fáciles de cumplir. Lo que está claro es que una vez tomadas no puedes empezar a lamentarte, ni a pensar que te has equivocado. Y menos cuando el tiempo corre en tu contra, porque rectificar puede ser fatal. Si está mal…. mal está. No hay más.
Lo que ciertamente se me hace difícil es mantener la boca callada, verlas venir, y tener que decir “¡Que bien!”. Jajajaj, además tiene que resultar creíble, cosa que muchas veces es todavía más complicado si no tienes algo con que distraer la atención. Pero así están las cosas, y así tienen que seguir, al menos hasta dentro de unas semanas más. Luego tendré otro sobresalto, y volveremos a lo mismo, nuevas decisiones, y a esperar que hayan sido las correctas.
Otra cosa a tener en cuenta es el miedo. Y es que decidamente creo que es lo que hace todo más lento en esta vida. Por una parte es beneficioso, pues sirve como filtro contra las acciones locas, sin fundamento. Miedo al fracaso, a la reacción de alguien, a la de uno mismo… Hay miedos variados, pero todos ellos igual de beneficiosos y malvados a la vez. Porque cada vez estoy más convencido de que si se dejan los miedos a un lado, y se hacen las cosas con cabeza, muy probablemente salgan mejor.
Pero bueno, cada cual a lo suyo, y yo de momento a lo mío. El tiempo dirá si todo esto que pienso es acertado o no. No quiero pensar que sí, pero no encuentro otra opción. Si me equivoco, ¿por qué veo lo que veo?
Día tonto hoy, mucha intención pero poco resultado. Eso sí, el descanso de hoy no lo cambiaría. Ha sido un descanso productivo.
Ale, después de esta parrafada aparentemente sin sentido, toca irse a la cama, no sin antes echar un meo y un cigarro.
¡A cascala!