Ya he vuelto de Estambul…
No voy a empezar a contar lo que he visto y lo que no, que para eso hay unas revistas estupendas sobre turismo, que podréis encontrar en muchos sitios. Lo que sí que voy a hacer es comentar algunas cosas que me han llamado la atención de esa cultura.
En primer lugar, hablaremos de la conducción. Eso no tiene nombre, ni siquiera puede llamarse conducción. La gente conduce por donde quiere, no saben lo que son los Stop, ni los «Ceda el paso». Cada uno va por donde quiere, sin importar los carriles, líneas continuas o discontinuas.
Los tranvías no siempre tienen carriles para ellos solos, sino que los comparten con coches, autobuses, gente andando con carros llenos de bolsas, o cualquier otro ser que quiera utilizar la calzada para cualquier menester.
Los coches no tienen problema en dar la vuelta en cualquier sitio, echar marcha atrás el trozo que consideren necesario o cruzarse de carril en cualquier momento. Y por supuesto, ante semejante caos, cuando alguien entorpece el camino, basta con un toque de claxon para que se aparte. Nadie se enfada si le pitan, porque un pitido allí no significa «CABR*N, QUITATE DE AHÍ» como en España, sino «Atención, voy a pasar, así que por favor, apártate un poco».
Es increíble la paciencia que tiene allí la gente, no se enfadan, no gritan. Sólo piden paso con el claxon y el resto de la calle les hace hueco. Y lo que más me ha impactado es que no se ven accidentes a pesar de semejante caos aparente.
Otra curiosa es que la ciudad está llena de gatos por todos sitios. En cualquier calle, terraza, plaza o rincón hay gatos turulando. No hemos conseguido saber por qué están ahí, aunque suponemos que los dejarán vivir para que se coman a las ratas, o algún otro animalillo que pudiera ser molesto. Es genial, son como las palomas de Zaragoza, pero se les puede acariciar.
Más cosas… yo imaginaba mucha intolerancia en el tema religioso, como sí pasa en «nuestra» religión (la religión que hay en España, aunque para mí no sea mi religión). En el Vaticano pueden no dejarte pasar si llevas minifalda, cosa IMPENSABLE en las mezquitas que hemos visitado.
Ellos tienen sus normas para entrar a una mezquita, como por ejemplo que las mujeres tienen que llevar los brazos cubiertos, y nadie puede entrar con pantalones cortos «poco arreglados». Pero si no tienes ropa adecuada, ellos te dejan unas telas para que te cubras y puedas entrar a verla. Eso me parece todo un detalle, que en la religión cristiana no he visto.
Y bueno, me los esperaba algo más machistas. Sigo sin entender por qué las mujeres aceptan ponerse pañuelos en la cabeza, o incluso taparse enteras excepto los ojos. Pero a pesar de eso, y al menos en la calle (no he tenido oportunidad de pasar una noche con una familia musulmana), son sumamente respetuosos con las mujeres. Cuando una mujer entra en un autobús, los hombres se levantan para que ella se siente, por poner un ejemplo. Les dan la mano cuando ellas se levantan, o para bajar del autobús… Se ve que las «miman».
Mmmm… el comercio. Todo allí es vender, vender, y vender. No paran de ofrecerte cosas, de venderte la moto para que comas en su restaurante, los taxis te pitan para ver si quieres montar, todo el mundo es muy amable y cordial… Parece que todo es el turismo para ellos, y supongo que la razón será la cantidad de dinero metemos en el país los visitantes extranjeros.
No sé, es una cultura diferente. En algunas cosas me ha gustado menos que la nuestra, en otras más. En general, ha sido todo una grata sorpresa ver un poco cómo funciona esta gente.
Y a continuación, algunas frases célebres que me han soltado algún personaje:
– «… Qué pasa, eres catalán? Sólo quiero que huelas, no que compres» -> No quisimos oler un té en un mercado.
– «… Si quieren comprar, aquí engañamos menos» -> Un joven mercader nos gritó eso al entrar.
Y esta, mi preferida:
– «… el hijo de Muhrat, el soberano de los dos continentes, el dominante de los dos mares, la sombra de Dios en los dos mundos, el ayudante de Dios entre el Oriente y el Occidente, el heroe del mar y de la tierra, el conquistador de Constantinopla, Dios vendiga al Pais y lo glorifique, mas que a la Estrella Polar. » -> Hablando de un Sultán.
En fin, creo que por hoy es suficiente, menuda parrafada os he soltado. Pero es que no sabía cómo partir esto en varios cachos, son cosas que me apetecía contar. Pero bueno, siempre podéis leer párrafo sí, y párrafo no, o directamente esperar a que otro día escriba algo menos coñazo.
Y au! 😀