No sé bien por qué. Puede que por el estrés de los exámenes, o porque estas últimas semanas han sido de tener muchas, muchísimas cosas en mente, no sólo con los estudios. El caso es que prácticamente a diario sueño con gente que de alguna forma estuvo en mi vida pero ya no lo está. No volvemos a entablar relación, trabajar juntos, etc… simplemente aparecen ahí. En la mesa a la hora de comer en el CPS, en mi casa, en casa de mi abuela…
No tiene por qué ser un sitio o una situación lógica. Hay quien ha aparecido en el cuarto de mi abuela (donde NUNCA había estado antes), o cosas por el estilo. Son sueños sin sentido, pero lo que tengo claro es que si gente “desaparecida” vuelve a aparecer en mis sueños… igual es que los echo en falta, aunque sea inconscientemente.
Entre los pródigos hay gente muy variada. Y no es agradable ver que una vez que te has acostumbrado a no tenerlos a tu alrededor, se cuelan por las noches a darte mal en tu único rato de tranquilidad. ¿Quién les ha invitado? NADIE. Pero ahí están.
También es de preocupar que cosas de las que hacen cuando aparecen en mis sueños se cumplan después en la realidad. No es la primera vez que me ocurre. Y no creo que es que yo sea un nuevo mesías, o un Aramiso Luister ni nada así. Lo que sí que creo que soñar es como… “aprender sin querer”. En los sueños todo lo que tenemos en el subconsciente sale a la luz. Cosas que hemos visto pero que no hemos asimilado (o igual no hemos querido hacerlo) quedan a la vista. Por eso, las cosas que se han cumplido después, creo que ya sabía que iban a ocurrir, pero no quería darme cuenta. Y claro, cuando duermes no controlas lo que quieres pensar y lo que no.
Sirva esto para anticiparse y no llevarse sorpresas (hoy me he llevado una, pero ya la había soñado). Presta atención a lo que te pasa por las noches, porque en algún detalle estará la clave para el día siguiente.
He dicho.