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La cabezoneria

Hoy quería escribir sobre la cabezonería.

Lo primero explicar qué es.

Es cuando te empeñas en que el cielo es morado, cuando todo el mundo sabe que es azul.

O cuando eres pequeño y quieres una piruleta. Hasta que no te la compren, tus padres sólo escucharán entre tus balbuceos una frase entendible: “Quiero una piruleta”.

O cuando “por tus ******” vas a ir al cine en lugar de al teatro.

O cuando sabes, digan lo que digan, que 1 y 1 son 3.

O cuando borracho te empeñas en almorzar Arroz tres delicias.

O si aunque veas un retel vacío, juras y rejuras que han pescado 3 cangrejos.

O cuando en unos apartamentos que has destrozado en un viaje de adolescentes, hablas incluso con la directora para conseguir no pagar, y te vas a celebrarlo al McDonald’s, con cervezas y Peché encima de la mesa.

O cuando…

Hay tantas ocasiones en que una persona se empeña en ser cabezota, que no nos damos cuenta de las cosas más que cuando 1 y 1 son dos, o cuando vamos al chino de al lado de casa y nos lo encontramos cerrado :-P

Moraleja… 2 personas cabezotas (aunque los dos tengan razón y/o los dos hayan hecho algo mal), son mala combinación. Llevo unos días dando vueltas a todo esto, y esta noche me apetecía dejarlo escrito aquí.

Y es que se echa en falta todo lo vivido. Aquí hay solo una pequeñísima muestra, aunque si me aburro y me da la vena sentimentaloide iré escaneando algunas más.

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No espero que visites mi humilde blog, así que queda como una mera reflexión. Pase lo que pase, se te echa en falta aunque a veces me esfuerce en aparentar que no es así.

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