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Las aguas vuelven a su cauce…

Ya ha pasado lo peor.

Septiembre prometía ser apoteósico (joer, igual era con h 😛 NI IDEA). Pensaba que no iba a tener verano, porque nada más terminar los exámenes de junio empezaba de nuevo mi estudio.

Pero no, conseguí irme 2 semanas de campamentos, y pegarme buenas fiestas algunos fines de semana -incluso un martes, sin venir a cuento, jejejej- a la par que estudiaba. También pude ir un fin de semana al pueblo a las fiestas, que ya era hora.

Y bueno, aunque todavía queda mucho por desvelar, el balance no parece ser malo. Veremos qué pasa con el resto. Lo que sí es seguro, es que para bien o para mal, todavía quedan sorpresas por salir a la luz.

Ahora estoy tranquilo, este curso da sus ultimos coletazos («porculeos», diría yo), pero sé que ha terminado todo. Dentro de poco estaré en el pregón, vestido de peñista, con un litro de sangría en la mano, y con la alegría de haber cambiado de asignaturas y profesores. Sí… me despido de algún que otro petardo, aunque de todos los que quisiera.

Resumiendo: A partir del jueves todo será tranquilidad, y ya tocará volver a clase, y «disfrutar» de los encuentros y reencuentros. Este año va a ser un señor año, y pronto tocará hacer la lista de «buenos propósitos» para este curso que entra.

Con alegría y ganas de brujería, me despido por hoy.

He dicho

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