0

Los días se acortan en Sundbyberg

Pues sí, así es.

Ya hace algo más de tres meses que llegué a Rivendel, y aunque el tiempo pasa despacio, de repente miras atrás y ya van 90 días desde que me comí mi primera hamburguesa en el Max, la grande. Por si queréis aprender idiomas, en sueco loixiano se llaman «Torden Burguen». Baitrú, 90 días suena más que 3 meses, así que no quiero pensarlo si lo paso a segundos 😀

Tal y como se esperaba, los días son cada vez más cortos. En agosto dormía la siesta a las 4 de la tarde debajo de un sauce en el campus de la KTH. Antes de volver a Zaragoza para las fiestas del Pilar me encontré con mi amigo el Sauce Barbolín rodeado de nieve. ¿Podéis creerlo? ¡Nieve el 22 de septiembre!

Y otra vez, sin comerlo ni beberlo (fromsadenli, que se dice en inglés gañán), vuelvo a sorprenderme viendo que a las 4:33 minutos ya era completamente de noche. Os recuerdo además, que mis días habituales de vida estudiantil en España empiezan no antes de las 12.30 de la mañana, lo que me deja unas 4 horas de luz aquí si no me levanto antes. Y ahora son las 5 de la madrugada, así que a ver cuánta luz veo luego mañana.

¿Os imagináis? Podría pegarme los próximos meses viviendo de noche, y sin estar de fiesta continua, que es lo peor. Ya iré contando cosillas, digo yo.

Ahora a lo que toca, que es a trabajar a destajo para cerrarme asignatura y media prácticamente en 10 días para poder ir luego bastante más tranquilo con mis intenciones viajeras (Riga, Zaragoza, y en cuanto pueda al Norte, donde hace más frío). De momento va bien la cosa, llevo como 1 semana de adelanto y consigo ir a clase, pero a ver cuánto dura.

No tengo que contar, la verdad. Pero escuchar música a las tantas de la mañana mientras programas hace que te apetezca hablar con alguien un ratillo. Así que como la gente normal no está en el MSN/Tuenti/Caralibro/Escái/Gugel Talc y compañía (sí, toda es mierda me hacéis usar, mamoncillos míos), escribo aquí y me quedo a gusto.

Ale, me voy a la cama, que ya es hora.

Y au 😀

PD: Ahora son 5 y 5. En unas horas los Australianos irán a dormir y dejarán de rezar, así que volveré a poner los ojos en España. Reza, reza, que Dios lo oye todo. Cualquier día llamarán a la puerta. Palabra de Dios, te rezamos, óyenos. 😉

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.