Lo he presenciado con mis propios ojos: Una persona masacrando mocos como una posesa…
Bien, bien, me explicaré.
Este fin de semana ha sido intensivo con compiladores y ÉL (sí, el laboratorio de programación). Total que hoy, y como no podía ser de otra forma, he acabado en el Cerbuna con Joaquín, he cenado en el London y hemos seguido después con los últimos retoques y repasos al examen y a las memorias que el miércoles habrá que entregar.
Hasta aquí nada raro, nada que llame la atención en la vida de todo universitario que se tercie, en época de exámenes. (Por supuesto, no hablo de los Bolonios, que imagino que siguen con su particular jodienda, repartiendo panfletos DENTRO de la sala de estudio y desconcentrando al personal).
La cosa ha sido cuando de repente, y en plena cena, uno de los cerbunos que han venido a cenar con Joaquín y conmigo, ha reparado en un detalle que hasta entonces había pasado inadvertido. Unas cuantas mesas más allá, había una familia feliz cenando, y de todos ellos, ha habido una joven y recia muchacha más o menos de nuestra edad, que nos ha llamado la atención:
Su actitud era cruel. Llevaba, con sumo disimulo, su dedo meñique al interior de una de sus cavidades nasales. Llegado este punto, lo retorcía, para asegurar que su presa caía en la trampa, y después lo retiraba con un movimiento implacable. Así, el pobre moco no tenía salida, y acababa enganchado en las redes de nuestra protagonista.
Este acto criminal se ha repetido en numerosas ocasiones, siempre con gran disimulo, cual agente secreto infiltrado en una peligrosa misión de incógnito. Pero, y aquí ha sido lo mejor, la chica no se ha contentado con eso, sino que ha decidido que ya valía de ser disimulada. ¿Qué mas da que medio bar contemple mi afición asesina?, ha debido pensar.
Así que ya, cansada de tanta tontería, ha empezado a meterse el dedo con gran descaro (obviamente, en la nariz, no busquemos 3 pies al gato, que esta vez NO los tiene), y, moco en mano, lo ha mirado directamente a los ojos, y se ha visto la duda en su cara:
– ¿Me lo como? ¿No me lo como? ¿Merece vivir o es como quien pone «detos a deplicadorez»?
Le ha costado decidir, pero ha optado por la solución drástica: ¡¡¡MUERTE AL MOCO!!!
Así que… ALE! ¡¡A la boca!!
Jajajajajajajaj, no he parado de reírme hasta que nos hemos ido del bar. De hecho hemos barajado la posibilidad de comprarle a la pobrecita un bocadillo más, porque ha debido quedarse con hambre. Y eso que los bocadillos del London son bastante generosos. Además hubiera sido bueno para ella (estaba hambrienta), para el resto del bar (menudo ASCO), y, sobre todo, para sus pobres mocos, que estaban sufriendo la más cruel de las exterminaciones.
Sin más nos hemos ido, sin parar de reírnos, y hemos seguido el estudio hasta hace un rato, que he vuelto a casa para terminar con «la tortura».
Así que nada, ya he contado mi experiencia. Necesitaba compartirla con vosotros, porque no todos los días presencias una muerte en persona, y hoy he visto varias. Pobres mocos, pobres sus familias, amigos … No es justo.
Ale, otro día os cuento alguna más, ahora el deber me llama.
Y ya está 🙂
argh, que me voy a ir a comer ahora, que asco…XD
Por cierto, que buenos bocatas los del London.