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Mis felices 24

Bueno, pues un año más, y como manda la tradición, hoy toca escribir de nuevo.

Aún recuerdo aquel 2 de julio de 1987, cuando nadaba dentro de la tripita de mamá. Qué bien se estaba, oye. Esa tarde me llegó un «guasap», un y un evento al Facebook, avisándome de que era un buen momento para salir al mundo exterior. La gente necesitaba un ídolo de masas, y para eso había sido creado yo. Así que decidí darle contracciones a mi madre, y hacerla salir pitando hacia el hospital.

24 años después, aquí estoy 🙂 Amenizando las solitarias vidas de la población, aportándoles un granito de esperanza y todas las chorradas que se me ocurren.

Una vez  más, el cumpleaños ha sido entrañable. Ya por la noche empezaron las felicitaciones, charré un ratillo con la bella doctora, y llegaron mis padres con algunos regalos. Esta vez tocó una colonia guay, una corbata naranja que mola un «huevo», y un billete de ida y vuelta a las tierras sidreras, sin fecha.

Además tengo toalla nueva, preciosa, con letras chinas, y en la que cabemos al menos yo y media docena de muchachas en bikini.

Hemos comido en un vegetariano, me he ido a comprarme unos vaqueros, y me ha quedado un rato para dedicarme al noble arte del bowling, o como se dice en mi tierra, la «tocadica de huevos en el sofá».

Ahora toca irse y echar mis primeros cubatas en tierras mañas. Entre unas cosas y otras, no había estrenado la fiestorra hasta hoy. Y me parece que es una ocasión bastante buena para empezar, ¿no?

No me enrollo más, el Brugal me espera. Simplemente, gracias a todos por hacer de este cumpleaños otra fecha más para recordar.

Y au! 😀

PD: Me paso a Pepephone, decidido está.

PS: Me gusta que me recuerdes así, mira, mira:

 

 

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