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Navidad, dulce Navidad

En pocos días entraremos en las tan esperadas fiestas navideñas. Son épocas donde te juntas con la familia que hace mucho que no ves, te hinchas a comer gambas, gulas, montaditos de cangrejo, los Reyes Magos te traen buenos regalos si te lo has ganado… Además son casi 3 semanas de fiesta. La cosa es…. son tan “fiesta”? Voy a valorar un poco los pros y los contras que le encuentro a estas fechas.

En la universidad, NAVIDADES = ULTIMOS PREPARATIVOS para la enculada. Es en estos días cuando te das cuenta de lo mucho (o no tan mucho) que has ido estudiando, y llega el estrés. Resumiendo, te levantas a la misma hora, estudias las mismas horas (o más, porque te ha entrado el miedo ya), te acuestas a las mismas horas -excepto las noches cumbre-… Todo es igual que durante el resto del curso, pero con la novedad: COMES COMO UN TOCINO Y TE LLEVAS REGALOS.

Qué tiempos aquellos en los que en estas vacaciones te limitabas a dormir, comer, y vaguear. Todo era armonía y felicidad. Ahora en cambio no sirven más que para agobiar al personal, y para intentar salvar el cuatrimestre. Pero bueno, tampoco me gustaría que nadie pensara que no me gusta la Navidad. Ver a la familia y hartarme de manjares mientras ves “Noche de fiesta”, es bastante reconfortante.

Salir en las noches “buena y vieja” mola. Todo el mundo está receptivo, te felicitan aunque no sepan quien eres, ni les importe, ni piensen acordarse al día siguiente. Te cargan de espumillón, matasuegras, gorros horteras… pero nadie te mira mal por semejantes pintas. Bebes con más tranquilidad de la que acostumbras, porque con la panza tan llena no hay dios que se emborrache. Así que puedes aprovechar y beber, porque no vas a acabar con excesiva resaca la mañana siguiente. ¿Veis? También veo cosas buenas.

A partir de Año Nuevo la cosa cambia un poco. Porque después de una semana de “bowling” (termino odiosamente anglosajón que utilizo para designar a la tradicional “tocada de huevos”), te dás cuenta de que febrero está al llegar, y salvo que consigas poner remedio te van a dejar el culo bien rustido.

Así que ya relajas la marcha, das fiesta a tu pobre hígado, y haces lo que yo llamo un plan de emergencia. Esto es: Haces un estudio intensivo y minucioso sobre los exámenes anteriores, obtienes datos y sacas probabilidades de que caiga el ejercicio TAL, o el CUAL. Una vez hecho esto, eliminas las partes del temario con poca probabilidad de entrar en el examen, y empiezas a empollarte como un loco el resto, con la esperanza de que tus cálculos hayan sido “medio acertados”.

Luego llega el día de Reyes, te dan tu carbón o regalos, y estás listo para seguir estudiando.

Ese ha sido durante los últimos años -y previsiblemente será éste también- el resumen de mis vacaciones. No está mal, tiene su parte placentera y su parte no tan placentera. ¿Habrá alguna novedad? Algo que las haga diferentes?

Se verá y comentará en próximos episodios…

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