Ayer, y después de no sé cuanto tiempo sin hacer algo así (o igual es que yo no había aparecido :-P) conseguimos hacer quedada grandota de informáticos. Ahí estuvimos en el Cavas bebiendo como cerdos, y echando las risas.
Por supuesto el frikismo salió a relucir, y hubo un par de individuos (no mencionaré sus nombres) que hicieron un concurso para ver quién se sabía más cifras del número Π (PI). También apareció el número “e” por ahí. Por supuesto el veterano “Tony V de Berzas” -he pensado que sí, los voy a nombrar, jojoj- ganó el concurso.
También hubo momento para malpensar, como ilustra la fotografía.
Lo que todo el mundo pensaba que era un instrumento de placer de gran (grandísimo, no sale entero) tamaño, era en realidad un hacha de plástico, parte del disfraz de Raúl. Anda que no hubo caras de impacto entre la población. SON TODOS UNOS MENTES SUCIAS Y VAN A IR AL INFIERNO.
Desgraciadamente casi todo el mundo despareció justo cuando Juan y yo pedimos nuestra última ponchera con unos cuantos personajes más. Así que… muy a nuestro pesar, claro está, tuvimos que quedarnos ahí tristes, aburridos y sin saber qué hacer con la ponchera. Decidimos que bebérnosla sería buena opción, y así se hizo.
Ahora había que emprender nuestra partida hacia el Casco, para recuperar la inmejorable compañía de los Cepesianos, pero no sin antes pasar por Zuma para repostar (el camino es largo y aburrido sin calimochete). Allí nos juntamos con María, que ya era horita de que la conociera, y después de un rato de decir tonterías y burradas de toda índole salimos hacia el Casco.
A lo que llegábamos allí ya cerraban, y los Cepesianos empezaban a dispersarse, así que justo llegó para despedirnos, y acabar unos poquitos hablando un rato y diciendo cochinadas cerca del Pilar.
Pero como ya estábamos muertos (al menos yo), pues ya cada uno a su casita a descansar.
Así fue la noche, y así os la he contado. Habrá que esperar a la próxima entrega de “La noche Cepesiana”
HE DICHO.