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Ojo lo que sueñas

Cosas curiosas.

Ya me había pasado alguna vez, y la verdad es que se te queda una cara de tonto increíble. El otro día, ya de vaciones, soñé que sacaba un 3.6 en electrónica. Me levanté de mala leche, pero pensé: «Bueno, sólo ha sido un sueño». Se lo conté a mi madre, y quedó en eso, en un sueño, que además no era raro ya que el agobio por los exámenes acababa de terminar.

Pues bien, el viernes por la mañana fui al CPS, a ver si habían publicado las notas. Creí que no, porque «sólo» habían pasado DOS SEMANAS desde el examen, y corregir 20 exámenes puede costar (por experiencia) más de un mes. Pero para mi sorpresa, ahí estaban esos papeles, presagio de malas noticias, colgados en la puerta del despacho.

Les eché un ojo, y a diferencia de las del grupo de mañanas, aquí sí que había aprobados, había buenas notas, había hasta una matrícula, y tal. Así que, pensé: «Bueno, la matrícula no es mía, pero aprobado estaré». Busqué mi nombre, lo encontré, busqué al final de esa linea para ver mi nota y… 3.6.

En principio, me acordé de la profesión de las madres de todos los profesores del «departamente maldito». Luego entendí que eso no arreglaba nada, y salí a fumarme un cigarro a la calle.

Ya fumando, apoyado en el coche, me vino todo a la memoria. ¿Qué había soñado? 3.6, sí.

Hay que ver,  si sólo la mitad de las cochinadas que sueño se cumplieran, ahora tendría más músculos que un culturista de esos. Pero no… se tiene que cumplir ESO, parece que voy a casarme con las electrónicas, no hay quien se las quite.

Cosas que pasan, en septiembre nos vemos otra vez. Pero desde luego, que lo hubiera soñado sólo unas noches antes, manda C*J*N*S, la verdad.

En fin, con la satisfacción de que mi verano no puede ser más entretenido (espero que no, vamos), me voy a dormir, que por hoy ya vale.

Y ya está 🙂

1 comentario en «Ojo lo que sueñas»

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