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La locura napolitana. Parte 1

Después de unos meses ausente he decidido escribir un par de entradas sobre mis experiencias vividas recientemente durante mi viaje a Nápoles, hace un par de semanas.

La ciudad me pareció muy curiosa, algo descuidada pero bonita, con contrastes alucinantes. Yo la llamé la ciudad del «y esto a qué viene aquí?», porque tan pronto veías el mar y al lado montañas altas, como un edificio precioso y al lado una iglesia abandonada. La comida es… simplemente italiana, y aprovechamos para comer lo típico, pizzas, pastas, café, helado y cosas por el estilo. Los postres bien también :-D.

Pero esta entrada la quería dedicar a la conducción napolitana. Si bien es sabido que los italianos conducen «de aquellas maneras», he de decir que en Nápoles la cosa es sencillamente surrealista, os voy a contar algunas (seguro que olvido más de la mitad) barbaridades de las que me encontré.

Resumiendo, pero no por ello exagerando ni diciendo cosas que no son ciertas, las normas no existen. La conducción allí avergonzaría a cualquier autoescuela y no es digna de un país civilizado, es surrealista.

Para empezar, las líneas continuas no tienen el significado de «esto no se cruza» que tienen en el resto del mundo. Allí son orientativas e indican por donde va el carril, pero nada te impide cruzarlas si lo consideras oportuno, adelantar en curvas con este tipo de líneas y demás.

Los pasos de cebras son meros elementos decorativos ya que nadie va a parar para que pases. Sabiendo esto, la gente cruza por donde le viene en gana, por cualquier sitio. Si estás en una acera y necesitas pasar, sólo tienes que cerrar los ojos, rezar, llamar a tus seres queridos por si acaso y cruzar. Los conductores no pararán pero si no haces movimientos bruscos te esquivarán para no atropellarte. Es algo realmente práctico ya que no tienes que andar buscando pasos de cebra ni esperando a que tu semáforo más cercano se ponga rojo. En España hay gente que incluso se disculpa si en un paso de cebra no le ha dado tiempo a frenar para que tú pases.

Los semáforos se utilizan de forma diferente. Un semáforo en ámbar significa lo mismo que uno verde, y uno rojo significa «si ves que viene alguien, espera a que pase antes de seguir». La gente rara vez los respeta si no es un cruce realmente grande (sí lo hacen en cruces de avenidas, por ejemplo).

Las rotondas también son un elemento curioso ya que, a diferencia del resto de países desarrollados, no aportan prioridad a quien anda dentro. Son simplemente una forma de organizar el tráfico en cruces complicados para que la gente no cruce por donde quiera. Pero al llegar a ellas la gente no frena, pasa igualmente. Parará únicamente el que más aprecio tenga a su coche esté dentro o fuera de la rotonda.

Las motos se usan como medio de transporte comodín donde todo es posible. Es frecuente ver motos con dos personas, tres, una portando un televisor, madres con niños sin casco, gente hablando con el móvil (puesto al cuello para tener las dos manos libres), niños de 11 años y demás. Adelantan en cualquier momento y situación, haciendo que conducir sea extremadamente agotador debido al grado de atención que tienes que mantener si no quieres dejar a alguien huérfano.

Más cosas… ¿conocéis las «isletas»? Son esas zonas rayadas con líneas que se supone que no se pueden pisar ni utilizar para aparcar. En Nápoles son parkings municipales gratuitos donde puedes dejar el coche sin problemas. No importa si hay policía (que la había) mirando, la gente las utiliza para lo que les da la gana. Aparcar la gente aparca en cualquier sitio: dobles filas, triples filas, bloqueando a coches de forma que no puedan salir… Sólo vimos un sitio donde la gente respetaba las señales de prohibido aparcar, el lugar reservado para los Carabinieri.

También llegamos a ver a gente que, en medio de una carretera de montaña, decidió parar en medio del carril para sacar fotos al paisaje. Claro, ¿por qué no? Si vas conduciendo no puedes sacar fotos, así que lo mejor es parar para no causar un accidente. Lo curioso es que la gente, lejos de pitar al infractor, me pitaba a mí por no querer adelantar en una curva sin visibilidad.

Los adelantamientos también merecen comentario. Y es que se puede adelantar con absoluta libertad. No importa si es una carretera de montaña en las que la velocidad media es de 40 km/h, una ciudad, una calle del centro de un pueblo, por la izquierda, derecha o incluso si hay más gente adelantando en sentido contrario. El día que alquilamos un coche hubo un momento que mientras a mí me adelantaba una moto en una curva, otra moto adelantaba a otro coche que venía de frente. Pero oye, que pasamos los cuatro y no nos matamos ninguno.

Si en algún momento te equivocas de dirección puedes parar, dar marcha atrás y hacer un cambio de sentido, nadie pitará.

Seguro que me olvido de cosas, pero a grandes rasgos todo lo que os he contado lo viví. La característica común al 99.9% de los conductores en Nápoles es el egoísmo, además de la poca vergüenza. Yo no podría ser así, pero bueno. Y lo peor es la pasividad de las autoridades. Con una semana de multas contundentes se acabaría la tontería, sacarían dinero para construir 3 hospitales y remodelar los edificios de toda la ciudad, y quitarían tantos carnets de conducir que el centro quedaría sin tráfico. Todo ventajas.

Tres cosas aprendí de mi experiencia conductora, una es una nueva expresión y las otras dos son verdades como templos:

– Hacer el italiano: Hacer una barbaridad al volante, lo más gorda que se te ocurra y con algún fin que para nada justifique tu infracción.

– Bajo ningún concepto homologaría un carnet de conducir obtenido en Italia para conducir en España. El resto de los países que hagan lo que quieran pero aquí no quiero muertos.

– He confirmado que Dios realmente existe, solo que está ocupadísimo en Nápoles salvando vidas y por eso apenas se le ve deshaciéndose de enfermedades importantes, evitando guerras o echando una mano en asuntos relevantes para el resto de la humanidad.

En cambio, sí que os voy a decir una cosa. Gracias a estas y otras cosas que os contaré en alguna entrada más, volví sintiéndome más orgulloso de ser español (a pesar de la corrupción y otros muchos problemas que tenemos aquí).

Y au! 🙂

PS: No preocuparse, haremos más viajes

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Dale al Push-Pop, ¡cógele el gusto!

Hoy os voy a poner un vídeo que me arrancó unas buenas carcajadas. Es un anuncio de televisión de cuando era pequeño, tenía entonces 7 años y mi cabeza era casta y pura. En su momento, por supuesto, no vi nada raro.

Pero no hay nada como volver a ver vídeos de la infancia para darte cuenta de lo inmaculada e inocente que es la mente infantil. Que tiempos aquellos en los que todo nos parecía normal.

No voy a enrollarme mucho, simplemente os dejo con esta joya de la «cochinería», del «malpensamiento», de la suciedad de la mente adulta. Seguramente ahora veréis más significado del que veíais en vuestros tiempos niños, cuando jugabais a los «pagüer-renllers» en el recreo.

¿Por qué mis padres me dejarían comer esas cosas? Si a mí me vienen mis hijos con una incitación al sexo como esta haría dos cosas. La primera de ellas partirme el c*lo, y la segunda decirles que esperen, que habrá tiempo para cogerle el gusto a cosas alargadas para chupar.

No quería dejar pasar la oportunidad de enviar un abrazo a mi compañero de gañanadas, el pelacables que no estaba muerto, estaba de parranda.

Hasta pronto, mis queridos padaguanes y demás gente variopinta que me leéis.

Y au!

PS: Nos vemos en el SPA mallorquín!

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¿Y ahora? No… ¿Y ahora? No…

Últimamente estoy saturado del tema catalán. Siempre les he tenido cierta simpatía, he tratado de entender su inquietud cuando mucha gente se limita a colgarles el «sambenito» y punto. Pero es que lo que están haciendo me parece que no tiene nombre.

En primer lugar he de decir que me parece perfectamente lícito y comprensible (lo comparta o no) que quieran ser un país independiente. De la misma forma que puedo entender que haya gente de izquierdas y de derechas puedo entender que haya independentismo. No quiero que se interprete este post como algo político, lo que yo critico es la forma de actuar y no las ideas.

Dicho esto, me parece sencillamente acojonante, que se harten de reclamar el derecho a decidir mientras me lo niegan a mí.

Porque al fin y al cabo, para que ellos sean independientes creo que deberíamos votar varias veces. La primera de ellas para modificar una constitución que no permite consultar al pueblo sobre esos asuntos. En esa decisión participamos todos, les guste o no. Después tendrían que, como bien quieren hacer, consultarse a ellos mismos si realmente la mayoría (y hablo de una mayoría CLARA, nada de la mitad mas uno) quiere irse. Pero es que ahora viene cuando el resto de España, incluyendo a Cataluña, decidimos si queremos perder parte de nuestro territorio.

En lo personal, me gusta pensar que cuando voy a La Pineda no cambio de país. Me gusta pensar que cuando voy a Barcelona a coger un avión estoy más «en casa» que si lo cojo en Burdeos. Y me gusta tener en común con los catalanes algo más que el río donde van mis caquitas. Pero oye, si todo el proceso se hace como se debe estaría dispuesto a aceptar que se vayan y todos tan amigos.

Pero no… ellos no piensan igual. Y me voy a permitir el lujo de generalizar, porque es mi blog y si a alguno no le gusta puede dejar de leerlo. Y porque ellos no tienen problema en manipular la historia, MI historia, en soltar mentiras por todo el planeta que la gente sin conocimiento creerá, en monopolizar los telediarios, en crear crispación y malestar y en apropiarse de símbolos de mi tierra.

Ellos quieren hacer su plan independentista sí o sí, sin preguntarme a mí o sin siquiera mencionar en ningún sitio que el resto del país tengamos que decidir con votos que tienen que tener el mismo valor que los suyos. No se preocupan siquiera de los muchos catalanes que piensan que estar en España no está tan mal y procuran vivir el día a día sin tocar los c*jones a nadie.

Me repatea los higadillos que aprovechen cualquier pretexto para recordar que son catalanes e independientes. Y muchas veces lo hacen soltando la coña por lo «bajinis» y riéndose entre ellos, sabiendo que tocan las pelotas y disfrutando.

Me repatea que todo lo bueno sea catalán. La corona catalano-aragonesa, la bandera catalana, los países catalanes (que son parecidos a los territorios de la antigua Corona de Aragón), por supuesto la franja catalana, y dentro de poco si nos dejamos el gazpacho catalán, la jota catalana, frutas de Cataluña, el rabino Catalán, tortilla catalana, y las sevillanas catalanas. Cualquier excusa es buena para recordar que, cierto o no, lo bueno es Cataluña y Cataluña es lo bueno.

Me repatea la manipulación que desde pequeñitos introducen en las escuelas. Siempre he pensado que una mentira contada durante mucho tiempo y a mucha gente se acaba convirtiendo en verdad. En verdad, al menos para muchos. Y el problema es que si el resto de la gente pasamos de discutir simplemente porque no merece la pena, la nueva verdad acaba esparcida por el mundo y aceptada por los extranjeros, que cuentan leyendas falsas que un día un listo de estos les contó. Hoy por hoy Cataluña es España, nunca ha existido la corona catalano-aragonesa, nunca ha habido un rey en Cataluña… Lo siento vecinos, pero vuestra historia es el cuento más maravilloso jamás contado.

Lo que más me repatea de todo es que utilicen una lengua como arma y se nieguen a usar otra que todos conocemos para sentirse diferentes. Para mí es un privilegio nacer en un sitio donde se hablan, indistintamente, dos lenguas. Creo que es algo que enriquece mucho a las personas y que ellos deberían llevar con orgullo.

Me repatean muchas cosas pero no me quiero poner racista, regionalista o como quiera que se llame este sentimiento que está creciendo en mí gracias a algunos.

No me enredo más, simplemente un último comentario.

Hoy puedo decir que soy independentista. Independentista catalán. Que se vayan, que se vayan a tomar viento si así se callan, dejan de amargar la vida a la gente y dejo de verlos en todos, todos los medios de comunicación y todos los días.

Pero… por lo pesados que no, si tengo la oportunidad de votar diré que no a todo lo que intentéis.

He dicho 🙂

PS: Hoy, y sin que sirva de precedente, van a monopolizar mi entrada.

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Luis, el homosexual de la Wikipedia

Me veo en la obligación de compartir esto, no tiene precio.

Estas semanas en el trabajo han sido durillas. He sufrido en mis carnes la táctica del «brown forwarding», que es una variante del archiconocido «brown dispatching». Si bien son tareas parecidas en las que, básicamente, emplumas tus marrones a la «pilingui» de turno, hay pequeños matices que las diferencian. El objetivo de hoy no es formaros en estos vocablos técnicos complejos, sino en otorgar el célebre «Gallardón a la foto de la semana» que desde hace años acostumbro a repartir en éste mi blog.

Para entender la imagen de hoy, lo mejor es poneros en situación. Estaba yo hablando con un compañero y el diálogo fue el siguiente:

G: Hoy tengo que irme pronto, me llega el pedido de hidromiel que encargué.

L: … ¿Hidro qué? ¿Qué es eso?

G: ¿Cómo? ¿Qué tú tampoco sabes lo que es? Anda, observa…

…. Búsqueda de «Hidromiel» en Google …

… Primer resultado, la Wikipedia …

Una vez la página de la Wikipedia se cargó y empezamos a leer, la carcajada de mi compañero fue mayúscula. Yo me quedé de cuadros, veréis por qué:

luis_guei

 

¿¿Concentración de qué?? ¿Había podido ser mi compañero? Rápidamente consultamos el historial de cambios de esa página y vimos que esa misma mañana, 8 horas antes de que nosotros lo consultáramos, alguien había introducido ese curioso texto en la página.

Lo primero que pensé es que había sido mi compañero, pero mi teoría se caía por su propio peso. Para que esto fuera posible hubiera sido necesario que:

1. Mi compañero entrara a editarlo desde el móvil a las 9 de la mañana mientras yo estaba en Calatayud haciendo un examen (de esto os hablaré otro día si me acuerdo)

2. Yo volviera de Calatayud y acabara hablando con él a solas

3. Él me contara que esperaba su pedido de hidromiel

4. Yo no supera lo que es el hidromiel

5. Nadie hubiera borrado la broma durante ese tiempo

Suena enrevesado, ¿no? Podría ser, sí, pero me gusta más pensar que fue una graciosa casualidad (podéis imaginar como me llamo), porque así además tengo una anécdota divertida que contaros hoy.

Lo dicho, el «Premio a la foto de la semana» se lo lleva este curioso texto, de autoría desconocida. Ruego al autor se presente para enviarle el trofeo y el millón de euros a la mayor brevedad.

Nada más, espero escribir pronto para contaros mis andanzas por las lejanas tierras del otro lado del Atlántico. Hasta entonces os tocará esperar.

Y au 🙂

PS: Prepara Valium y Celestone, nunca se sabe!

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Mis felices 28

Pues sí, mis queridos padaguanes. Vuestro gran ídolo de masas cumplió años ayer, 28. He de decir que empiezo a tener canas, cuento como unas 20 o así, empiezo a parecerme a Jorge Cluni, cosa que me parece estupendo.

Para que el día hubiera sido perfecto lo ideal hubiera sido no trabajar, pero no todo se puede tener en esta vida. Así que estuve pringando hasta las 6 de la tarde y me fui a casa. De allí al Grancasa a comprar, la bella doctora me regaló unas gafas de sol, y luego estuvimos mirando ropa para mí.

Para cenar fuimos al Ric27, un restaurante del centro que nos gusta mucho. Si tenéis un rato pasad por allí, os cuidarán bien y saldréis rodando :-).

Ahora me voy a la playa a desconectar una semanica, que falta me hace. Allí comeremos bien, iremos al cine a ver los Minions bien, iremos a PortAventura bien, dormiremos bien… Todo bien 🙂

Así que hasta que veáis mi próxima entrada intentad pasarlo lo mejor que podáis, y no lloréis por mi ausencia.

Os dejo una imagen que me hizo gracia. Google se pegó todo el día felicitándome (cada vez que abría el navegador veía esta imagen) pero no caí hasta que la bella doctora me lo dijo. Al poner el ratón encima… TARAAAAN!!!

 

Y au! 🙂

 

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Gracias democracia, Loixilandia será una realidad

Hoy en día está muy de moda lo del derecho a decidir. He estado pensándolo bien y creo que me voy a unir al carro, os cuento.

Estoy cansado de ver en mi barrio gente con la que no tengo nada en común. Hay viejos, críos, feos, ricos, pobres, gente de derechas, extranjeros y otros. Yo no soy nada de eso, tengo una cultura propia, mis abuelos fueron reyes de la Corona Loixiana, bailo la loixi-sardana, inventé las loixi-çotadas, vivo en Zarza (Zaragoza, para los de fuera) y otras muchas cosas que no os voy a contar por no daros envidia.

Y digo yo, ¿por qué tengo que ser español pudiendo ser loixiano?

Lo hablé en mi casa, estamos dos. Mi novia me da la impresión de que no está mal siendo española, la pobre no entiende lo bien que viviría en Loixilandia. De hecho, hice una consulta en la que cada miembro del hogar que quiso votar respondió a las siguientes preguntas:

– ¿Quieres que Loixilandia sea un estado?

– ¿En caso afirmativo, quieres que sea un estado independiente?

El resultado fue abrumador. Hubo 1 voto y una abstención. El 100% de los votos había dado «dos de que sí». La victoria es mía, ¡Arriba Loixilandia!

No, no me vengáis diciendo que lo del 100% de los votos es mentira. Habrá quien dirá que sólo el 50% de la población ha votado que sí. Es una forma de verlo pero, en cualquier caso, el 50% de la población mayor de edad con derecho a voto ha hablado alto y claro. De hecho, recuerdo una región española en la que, ni de lejos, llegaron a mi 100% de los votos, y a ellos se les está escuchando.

Si sois buenos demócratas acataréis la voz del pueblo. Mi piso debería ser independiente y así se lo he hecho saber a Mariano Rajoy para que efectúe las acciones necesarias para mi liberación. De no ser así, en 18 meses proclamaré unilateralmente la independencia de Loixilandia, entraré unilateralmente en la Unión Europea y acuñaré mis propios euros. Así se lo he hecho saber a Angela Merkel.

Me encanta la democracia y el derecho a decidir. Os animo a que lo ejerzáis todos.

Y au 🙂

PS: Con ganas de vacaciones, muchas vacaciones…