¿Qué forma tan maravillosa de empezar el día! No… no es que haya echado un «mañanero» (a ver cuándo cae), ha sido algo más bien tonto, pero me he quedado como dios.
Es por mucha gente conocido que mi sueño es más que profundo. Puedes poner una bomba, reventar el timbre de mi casa, o pasar un camión a mi lado mientras duermo, que loixiyo no se despierta. Eso es así, y no sé si algún día cambiará.
Pues lo que ni 3 despertadores y una madre pesada consiguen, lo ha conseguido una señora a bocinazos desde la calle. Resulta que alguien ha aparcado en doble fila, y por eso no podía sacar el coche para llevar a su adorable hijita al colegio. De modo que la mujer ha decidido que reventar los oídos del vecindario era la mejor solución para que ese coche se desintegrara.
Hacia las 9 de la mañana y sólo 5 horas después de haber conseguido pegar ojo, estaba yo teniendo uno de esos sueños que nadie desea que acaben. ¡Qué poderío estaba demostrando! Y por algún motivo, me he despertado. Enseguida he visto la jugada. Así que, lleno de ira, he ido al balcón a toda velocidad, con gran instinto asesino.
He buscado como un loco hasta que he visto mi objetivo, estaba en la otra acera. Entonces he soltado un «chiflido», (ttiiiiuuuuuuuuiiiii), y la mujer ha levantado la cabeza. He agitado los brazos, y cuando me he asegurado de que me miraba, le he gritado con cariño:
– ¡¡¡EEEHHH!!! ¡¡Pero ya está bien, C*PÓN!! (Caliz donde se guarda el agua bendita :-P)
La ruidosa aún se quejaba, así que he insistido:
– ¡¡ COJ*NES, pues llame a la grúa pero no moleste al personal!!
Total, que ha sacado a su hija del coche, y se han ido andando. La mujer estaba indignadísima.
En esto que he llamado por teléfono a mi hermano a su despacho (justo debajo) para contarle la jugada, y él se ha asomado al balcón también. Toda una escena, los dos hermanos uno en cada piso, hablando por teléfono y riendo a carcajadas. Y en ese momento, nuestra amiga ha vuelto. Había ido a buscar al conductor de un camión que estaba detrás del coche molesto. El camionero ha echado marcha atrás para que ella buscara un hueco. Y aquí ha venido el descojone, yo ya no podía más.
La mujer, en pleno ataque de pánico, ha empezado a zumbar al coche que tenía delante (ha sonado y todo, jojoj), y luego al intentar hacia atrás, a golpear a una bici que había aparcada. Y a mi hermano (otro que tal baila), no se le ha ocurrido otra que empezar a gritar también:
– ¡Nooooo! ¡La bici noooo! ¡Eeeehh! ¡Nooooo, la bici no!
Finalmente el dueño del coche se ha dignado a aparecer, y nuestra intrépida conductora ha conseguido irse. Así que, me he bajado a por un pincho de tortilla para celebrar el éxito de la operación.
Aquí acaban mis aventuras de hoy. No imagináis lo a gustísisisisisimo que me he quedado. Luego me daba pena la señora, pobrecica. Pero hombre, despertarme a mí tiene mérito, y MUCHO.
Ale, después de esta anécdota tonta que me ha alegrado la mañana, me voy a por un café y a prácticas con Barbie. ¡Qué mona ella!
Y au! 🙂