Desde hace ya varios meses vengo observando que mi blog ha perdido muchísimo posicionamiento. De todos los posts que he ido poniendo sólo 166 están indexados ahora mismo. Aquellos tiempos en los que buscando en Google «mujeres meonas» podías encontrarme en un maravilloso tercer puesto quedan ahora muy lejos. Hoy por hoy, mi blog es muy poco del agrado del gigante buscador.
Si os sentís nostálgicos como yo, o simplemente tenéis curiosidad, podéis echar un vistazo a estas dos entradas:
Seguramente os preguntaréis: ¿Qué ha ocurrido para que unos contenidos tan magníficos y relevantes para el 99% de los mortales hayan podido caer tan abajo? Pues veamos:
Por una parte, el blog nació como una manera de cagarme en todo, de recorrer el árbol genealógico de algún profesor del CPS, contar mis chorradas y desahogarme un poco. Hace ya bastante tiempo que dejé de sentir esa necesidad, y desde entonces apenas actualizo.
Por otra parte, hay una combinación de causas relacionadas con el SEO:
- Nunca me he molestado lo más mínimo en añadir metadatos, títulos, blablabla.
- El contenido que escribo a veces es muy corto (un vídeo con un par de frases y me quedo tan ancho) o no tiene mucha «calidad». Habría que ver qué se entiende por calidad pero, honestamente, si yo fuera Google tampoco me molestaría en mostrar mi blog muy arriba en los resultados.
- Seguramente las visitas que recibo son pocas, no sé si Google se entera de esto
- La frecuencia de actualización es baja (¿blog abandonado?).
- Probablemente haya perdido enlaces que antes me traían visitas.
Pero oye, no hay mal que por bien no venga. Ahora tengo un blog que ha perdido magia y puedo jugar a aplicarle cosas para ver cómo responde el tío Guguel.
Hoy lo voy a dejar aquí, pero voy a intentar publicar lo que voy haciendo y si se ven mejoras. Lo mismo resulta un experimento curioso, el tiempo dirá.
Por cierto, la imagen es gratis. Parece ser que es buena idea que ponga este enlace para agradecerlo al señor. Pues gracias, ¡majo!
Y au 🙂
PS: ¡Berbercho!