Pues… se acabó el Pilar, al menos para mí.
Han sido unos días increíbles, ya casi había olvidado lo que eran las fiestas en condiciones. Aun llevando dos meses Rivendel, uno se acostumbra pronto a las nuevas circunstancias, que son:
Cero café con hielo, cero tortilla de patata, cero cubatas a precios asequibles, horario infantil, poco mambo, inglés, y sueco.
Y no es que esté mal, no… Pero en muchas cosas, España no hay más que una. Realmente cuando estás allí no se da uno cuenta, pero cuando sales y todo es diferente, aprecias más lo que tenías. Hasta a mis señores padres y hermano se les echa en falta, cosa que diré bajito para que no se les suba la fama a la cabeza.
Colgaría fotos para que veáis mis andanzas en tierras mañas, pero casi es mejor que no, por varias razones.
Los españoles que me leéis seguro que habéis estado de guazas conmigo, inmersos en los aires festivos zaragozanos. Los familiares… pues qué os voy a decir, casi prefiero que no me veáis 😀 Y bueno, para compañeros de trabajo de mis progenitores, quiero mantener mi reputación de chico serio y responsable. Además, ahora con Tuenti y Caralibro (feisbuc) para qué voy a gastar espacio en colgar fotos si otros lo hacen por mí.
Ahora toca estudiar, que en 5 días tendré mi «svenska enculaden», ¿sabéis?
Así que eso, simplemente un abrazo muy gordo para todos los que me regalasteis un ratico de compañía, un litro, chupito, kikis, tortilla de patata, sepia, acelgas, café post-pantalones, concierto fallido al Comando Cucaracha, y demás…
Otro día os cuento más cosillas!
Y au 😀