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Svenska potorren en T-Centralen

Resumiendo:

No me iré de mi Erasmus sin fardar de haber visto un «svenska potorren». Y diré más… poca gente presumirá de haberlo visto gracias a que su novia le haya avisado:-D

Y ahora es cuando os lo explico:

La bella doctora ha venido unos días a verme, algo comenté en el post anterior. Hasta aquí nada nuevo. El caso es que después de ver un palacio bastante cuco, hemos ido a coger un tren de cercanías para ir a Sundbyberg, que es donde vivo.

Esperando en el andén, la bella doctora ha dicho algo como:

– Ojo, pedazo de sueca.

Ante una afirmación así, lo único que he podido hacer es mirar, y he visto a una rubia, con… ¿cómo decirlo? Claramente, unas teticas bastante majas, rubia, un culo redondo y vestido MUY corto. Para que os hagáis a la idea, tan corto que sólo le llegaba hasta donde acaba el culo. Nada más.

Esto hubiera quedado en anécdota de «mira qué rubia» si no fuera porque, estando a 5 metros de nosotros, se ha levantado la falda. No sé qué pretendía, tal vez colocársela bien, o tal vez que viera lo que llevaba debajo. Enigüei,  la cuestión es que, llevando una falda tan corta, cualquier movimiento de escasos centímetros significa exhibición inevitable. Y en este caso, nuestra amiga NO LLEVABA NADA DEBAJO. Así que le he visto lo que viene a llamarse el potorrico, o en sueco, potorren. Chichi sueco, depiladico al cero, oye… JAJAJAJAJAJ.

Mi bella acompañante no lo ha visto. Y la verdad, me alegro mucho. Únicamente porque sé lo que hubiera pasado. Hubiera soltado una carcajada tan grande que la rubia se hubiera puesto más colorada que su vestido.

Así ha sido, ha sido así. Sin comerlo ni beberlo, ¡ALA! ¡Sorpresa autóctona!

Para otro día queda pendiente que os enseñe cómo se anuncian los números de información telefónica aquí en Rivendel, tierra de rubias.

Pero ahora toca dormir, que mañana ha de cundir.

Y au! 😀

 

 

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