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Grandes preguntas

Los exámenes matan a cualquiera, te dejan literalmente LELO. Yo ya lo empiezo a notar, cada vez estoy más saturado, y cada vez me cuesta mucho más concentrarme, porque se me va la cabeza y me pongo a pensar en la primera estupidez que se me ocurra.

En concreto, mientras entendía los «conjuntos primeros» y «conjuntos siguientes», en un rato de poca lucidez mental, han aparecido algunas dudas trascendentales:

1.  Todos hemos oído hablar del atardecer, y tambien del anochecer. Creo que no es lo mismo, el primero es «cuando cae la tarde», el segundo «cuando se hace de noche». Pero… ¿dónde acaba uno y empieza el otro?

2. Esta salió como coña en la acampada de Navidad, pero le he dado vueltas estos días, y hoy ha aparecido también la sombra de la duda. Si el coche de Batman se llama Batmóvil… ¿cómo se llama su móvil?

3. Esta también: ¿Por qué cuando algo «mola», sencillamante es «LA POLLA», y cuando «no mola» decimos que es «UN COÑAZO»?

4. Un «cacharro» de 3 lados se llama triángulo (3 ángulos, para quien tenga dudas). ¿Por qué un cuadrado no se llama «cuarrectángulo»? (4 ángulos rectos). Y todavía más lejos: ¿por qué cuando tienen más, se les pone el apellido «gonos»? Pentágono, hexágono, heptágono… ¿Qué hay del trigono y el cuagono (no pongo tilde, son llanas) o cuadrágono?

5. Ya puestos, ¿qué va después del «hoctógono»? Y… por qué un «cacharro» (hay quien les llama polígonos, ¿por qué no se llaman multígonos?) con 19 lados ya recibe el nombre de «polígono de 19 lados»? ¿No tiene un nombre mas majo?

6. Siguiendo con la tónica, si existe un «universo», ¿por qué no se llama «monoverso»? ¿hay «biversos», o «multi/poli-versos»?

7. Si tu padre y tu tía se casan, tu tía se convierte en tu madre, tu padre en tu tío, tus primos en tus hermanos, tus hermanos en tus primos, y tú en tu propio primo. Así que, si en la cena de Navidad faltáis tu padre y tú, ¿falta media familia?

8. Aún peor, si ahora tu tia/madre fallece, ¿cómo organizamos la herencia?

Sí, ya veis, estoy en plena pubertad. Preguntas tontas aparecen en mi cabeza, y no sé como esclarecerlas. Si a cualquier alma «iluminativa» se le ocurren respuestas, serán bien recibidas.

Hasta entonces, cansado y ganoso me voy a la cama, que mañana vuelvo a mi querido CPS.

Y ya está 🙂

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¿De dónde sale la luz de casa?

Igual os acordáis del anuncio de Coca-Cola, en el que cuando sacaban una lata, se veía que pasaba por 50000 sitios distintos hasta que aparecía fuera de la máquina. Pues me recordó bastante a una teoría que tenía yo de pequeño, para intentar explicarme qué pasa cuando pulsamos un interruptor de la luz en casa.

¿Os lo habéis planteado? Hay quien piensa que cuando lo pulsamos, la energía eléctrica que hemos conseguido en centrales, del viento, o del agua llega a nosotros. Yo no lo pensaba, para mí la realidad estaba bastante lejos.

Según mi «yo» de hace algunos años, cada edificio tiene unas salas enormes con bicicletas estáticas (cientos de ellas). En cada bicicleta se sienta un personajillo pequeño y flacucho, con un par de cables conectados en los testículos.

Cuando alguien en su casa acciona un interruptor, el personajillo recibe una descarga eléctrica (nunca pensé de donde salía esa electricidad, pero era un niño, no seáis exigentes), que sólo podía contrarestar si pedaleaba MUY MUY rápido.

Al pedalear, el personajillo producía una electricidad, que era la que iba directamente a nuestras casas. Y a estos seres, se les alimentaba con la conocida «cuota de comunidad», que servía, entre otras cosas, para que no acabaran muertos de hambre y deshechos de tanto pedalear.

Como véis, la tecnología es todo un mundo, y de la misma forma que la gente se esfuerza por explicar las cosas religiosamente, yo me inventaba mis propias teorías, y me entretenía.

Otro día os contaré de dónde pensaba que salían las sandías.

Por hoy ya vale… ahora me voy a darle a las prácticas de ficheros.

He dicho.

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Seguimos poco productivos :-P

Otro día más.

Parece que no, pero el tiempo va pasando sin darnos cuenta. Sin quererlo, nos plantamos ya en marzo, y llevamos casi un mes de clases. Ha habido tiempo para poner los pies en la tierra después de la enculada, y empezar a moverse. Pero a día 28, tampoco se puede decir que haya habido días productivos.

Hoy no ha sido diferente. Dos horas peleándome con Merlín, pensando muy bien cada linea de código antes de picarla en el ordenador. Luego unas “pseudo-prácticas” en las que se supone nos hemos “iniciado” en el apasionante mundo del AutoCad. Comida entretenida, y después un café largo y tendido, acompañado de mi buen tabaco y unas partiditas de cartas.

Las horas de electrónica sí que creo que han sido de los pocos momentos del día que he aprovechado. Me enteraba de lo que decía el joven, estaba entretenido, y no se me han hecho pesadas. Pero a partir de ahí.. he vuelto al ya más que nombrado “bowling”. El derecho en la derecha. El izquierdo en la izquierda. Un huevo en cada mano y a frotarlos.

Jajajaj, en general ha sido un buen día, poco productivo, pero muy agradable. Además… he tenido una grata sorpresa. Mi “Peluda” ha vuelto y después de muchos meses sin apenas contacto, he tenido un buen rato para recuperar aunque sólo sea una pequeña parte del tiempo perdido.

Por el camino a casa, para no variar, he venido pensando. Y sí, decididamente he llegado a la conclusión (llevaba varios días pensando en esto) de que el cuerpo se “alcoholiza” en determinadas ocasiones. De la misma forma que después de una noche de extremos excesos etílicos tenemos lagunas en la memoria, he comprobado que después de determinados acontecimientos puede ocurrir lo mismo.

Hoy me cuesta horrores acordarme de lo que hice hace 8 meses, 10, e incluso un año. Es como si hubiera estado en coma, y hubiera despertado este agosto. Y la verdad, es algo muy raro. Igual que algunos sábados por la mañana tengo “flashes”, y me vienen a la mente escenas vergonzosas de la noche anterior, ahora me vienen a la mente escenas de hace muchos meses. Cosas que ni me acordaba que habían pasado, charlas con gente, fiestas, comentarios, cualquier tontería que hubiera hecho con cualquiera. Días de piscina, cenas en casas de amigos… Mil cosas.

¿Por qué pasa esto? ¿Por qué tengo la sensación de que “nací” hace 6 o 7 meses? Es como si gran parte de lo que hubiera hecho antes no hubiera ocurrido. No me desagrada la idea, las cosas duelen menos así. Pero me parece una cosa curiosísima. Cómo un cerebro (lo he nombrado alguna vez: un conjunto de células mal puestas) es capaz de recordar determinadas cosas y olvidar otras…

En fin, va a ser hora de ir a dormir, que ya estoy cansado. Aunque me alegra decir que me voy con buen sabor de boca. Sí. 🙂

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Días y días

Días como hoy me hacen pensar. Ha sido un día bastante bueno, la verdad que no me quejo por eso. He tenído cursillo de monitor toooodo el día, mañana y tarde, y ya no he querido tomar nada ni salir, porque he llegado muerto de frío y cansado.

La verdad es que la sesión de hoy la esperaba con ganas: PSICOLOGÍA. Eso de saber por qué los chabales actúan a veces de la forma que lo hacen y saber cómo reaccionar ante determinadas situaciones me parece un lujo. Creo que me ha servido, y también intentaré probar las cosas aprendidas, a ver si funcionan (tienen pinta de ir a hacerlo).

Además hemos visto varios videos, uno de ellos me ha dejado pensativo. Iba sobre la preocupación de las mujeres por su aspecto físico, y en concreto se centraba en 5 niñas (NIÑAS DE 6 AÑOS, 9, y cosas así), que se maquillaban, se mataban de hambre para no engordar (cuando en realidad estaban delgadas), y una anoréxica “oficialmente declarada” de esa edad. Me he quedado alucinado.

Y ya por el camino a casa he empezado a pensar. No sé si es que tenía la reflexión “pendiente” o qué, o si ha sido el vídeo… Pero en fin. El caso es que no entiendo por qué hay cosas que un día no nos afectan y otros en cambio nos repatean los higadillos. Unos días ni las paramos a pensar, nos limitamos a ignorarlas porque realmente nos dan igual, y otros en cambio nos hacen estar a disgusto en cualquier sitio donde estemos. Y no tiene por qué pasar de un día para otro… muchas veces pasa de una hora para otra.

Nunca entenderé por qué las personas tenemos la capacidad de hacer un mundo de cualquier cosa, y al día siguiente hacer otro mundo de otra completamente distinta. “Culo vemos, culo queremos” (como siempre, los lemas medio marranos suelen servir para describir la vida misma).

Hay que ver cuanto cunden 4 trozos de carne bien colocados. El cerebro no es más que un puñado de células bien organizadas, donde vamos guardando información sobre nosotros mismos, nuestras historias, preocupaciones, aficiones, miedos… Y allí, en un cacharro que ocupa el volumen de un par de litros de calimocho, (poco más), se concentra toda nuestra esencia, todo lo que somos. Un día una neurona se nos rebota y nos pegamos todo el día de mala leche, al día siguiente van dos neuronas amigas suyas, le dicen “tía… o vuelves a tu sitio o te metemos un guantazo” y vuelves a estar feliz y contento. Poco se sabe de ese trozo de carne en comparación con lo que se sabe, por ejemplo, sobre el corazón… Quizá algún día se sepa más, pero hasta entonces tendremos que dejar que esas pandas de neuronas vayan haciendo las cosas a su manera, rebotándose y “des-rebotándose” a su antojo.

Qué complicado es hablar sin decir nada, dejar aquí escrito todo lo que pienso sin que nadie sepa claramente de lo que hablo. Pero bueno, es una forma de relajarse. Si quisiera intimidad, cagarme en todo y con todas las palabras, lo haría en un diario o en un amigo. Esto es todavía mejor en algunos aspectos, porque puedes gritar a los 4 vientos lo que vives (que no necesariamente tiene por qué ser malo, también pueden ser cosas buenas, meras anecdotas o paranoyas), sin preocuparse de pensar “jo, mi vida es peor que Gran Hermano”. Es lo que más me gusta de esto de los blogs, todos los usos que pueden tener.

Hora de irse a dormir, mañana me espera otra sesión del cursillo. Espero que me guste tanto como la de hoy.