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De personas y personos va la cosa

Hoy vamos a aprender un poco de castellano, una lección muy sencilla.

– El perro, el gato, el padre… Todo esto son nombres en masculino.

– La perra, la gata, la madre.. Todo esto son nombres en femenino.

– Los perros, los gatos, los padres… Por si alguien no lo sabe, estas palabras sirven tanto como para nombrar a varios objetos masculinos como para nombrar a varios objetos sin especificar el género (incluyendo, o no, objetos femeninos).

Fácil de entender, ¿no? Estas palabras  en plural nos permiten no tener que escribir estupideces como la que sigue:

La asociación de padres y madres de alumnos y alumnas, decidió ayer amonestar a una parte del alumnado (entendiendo alumnado por alumnos y alumnas, porque alumnos es una palabra machista) por insultar y agredir a parte de sus compañeros y compañeras. Los profesores y profesoras (el claustro o profesorado, porque profesores es una palabra machista) decidieron por unanimidad aprobar una nueva norma según la cual, los niños y niñas que estén hasta los cojones o hasta la coronilla (porque hasta el moño es machista por suponer que las mujeres llevan moño) pueden acudir a la policía para interponer una denucia en contra de sus agresores y agresoras.

¿Habéis entendido algo de lo que he dicho? Francamente, YO NO.

No entiendo ese afán «moderno, progre, feminista??» de decir que los sustantivos en masculino plural son machistas. Loixiyo (hombre, masculino, varón y con pene) no tendría problema en decir «las alumnas» e incluirse en ese colectivo. Todavía diré más, yo sería más feliz pensando que entre las alumnas estoy yo (solo mujeres, y yo, nada más :D).

Coñas (que no es lo mismo que coños) aparte, me gustaría lanzar algunas preguntas que me parecen interesantes:

– ¿Quien es más machista, quien habla de profesores o quien piensa que eso es machista?

– ¿Qué es más incorrecto, decir profesores o decir profesores y profesoras?

– ¿Qué es más incorrecto, decir profesores o profesor@s?

– ¿Cómo narices se pronuncia profesor@s? ¿Profesorarrobas?

Dejemos de ser jilipollas (o gilipollas, nunca he sabido cómo se escribe), y de gastar dinero en imprimir papeles a todo color para decir que nombrar en femenino es posible, que el alumnado es más correcto que los alumnos y demás historias. Centrémonos en temas que verdaderamente importa, ¡hombre! (Hombre o mujer, depende de quien lea).

Ale, ya me he quedado a gusto.

Y au!

PS: Yo no soy machista… de hecho seré un amo de casa estupendo algún día 😀

 

 

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¡Chaf! Café por la furgoneta

Hoy toca anécdota, otra vez 🙂

Hoy he quedado con mi amigo Antón para tomar un cervezuelo y ponernos al día de nuestras vidas. Hacía bastante que no nos veíamos, así que hemos acudido al Valdai a charrar un ratico y demás.

A nuestro lado había dos señoras entraditas en años conversando amigablemente mientras echaban un café. Una se estaba echando un café con leche y con hielo. La otra llevaba un perro metido en una mochila. Cosas curiosas, oye.

Mientras yo hablaba con mi amigo, he oído un «¡Ala! Ya me canso». Intuitivamente he vuelto la mirada hacia las dos curiosas mujercillas. Y lo he hecho justo a tiempo para presenciar el gesto que va a continuación de la exclamación. La señora ha tirado su café hacia atrás, a la calle.

Se ha oído un ruido del hielo estampándose con una furgoneta que había detrás, y es entonces cuando nuestra protagonista ha entendido la jugada. Había una furgoneta aparcada justo detrás suyo, y sus desechos han golpeado la carrocería.

Ahí es cuando yo no he podido contenerme y me he empezado a partir el c*l*. Teníais que ver el café todo esparcido por la puerta de la furgoneta. Jojojoj 😛

Ella podría haberse avergonzado, haberse puesto colorada, pero NO. Nada más lejos de la realidad, ha seguido la estrategia de cuando nos tropezamos con un bordillo en un sitio concurrido. Consiste en dos pasos muy conocidos:

1. Comprobamos que nadie se ha dado cuenta. (Su desilusión ha sido obvia cuando ha visto que yo me había percatado).

2. Hacemos como si no hubiese pasado nada.

Pero esta señora tiene experiencia, y ha añadido el tercer paso, de su propia cosecha. A los dos anteriores ha añadido el comentario siguiente:

3. ¡Bueno… me ha pillado confesada!

Sí, señores. Además de cochinota, la señora se lo ha tomado con humor y naturalidad.

Por su desparpajo se ha ganado una entrada en éste mi blog.

Pues nada, con la anécdota del día me despido por hoy, que toca dormir.

Y au! 🙂

PS: ¡San Pepe!

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Ingen Platsen, ingen recklam

Ya he vuelto a Rivendel, tierra de rubias.

Para contrarestar la tristeza por abandonar Hobbiton, me he ido a Tallín con varios colegas, hasta esta mañana que hemos vuelto a Estocolmo.

Ya en el barco, tocó hacer lo propio. Fuimos a dar un paseo para inspeccionar, nos tumbamos un poco, compramos cervezas en el supermercado de abordo, y nos fuimos a la sauna y jacuzzi. Nos tocó esperar un poco, por culpa de una personilla que cariñosamente llamamos «Ingen», o «Ingen Platsen».

Ingen era una mujer mayor, que custodiaba la entrada a las duchas, y que no hablaba inglés en absoluto. Sólo sueco. Y debía pensar que gritando más la íbamos a entender mejor, porque en cada contestación gritaba más. O eso, o realmente no le gustamos, la cuestión es que ver cómo te gritan en arameo hace reir, y cuanto más sonreíamos, más gritaba.

Una de las veces que fuimos a intentar comprar un ticket, estaba algo agitada la susodicha, y nos empezó a gritar cosas, entre las que se entendió: «Ingen platsen!! Nej, nej, nej, ingen platsen!!»

La mujer hablaba buen sueco, de hecho fue un hombre el que lo entendió y nos tradujo. Nos explicó que la mujer decía: «No hay plazas! No, no, no, no hay plazas!!». Así que una vez supimos el problema, nos sentamos un rato a esperar. Resulta que no había sitios  para los cuatro en ese momento, pero inexplicablemente, otras 4 personas sí entraron, sin reserva, antes que nosotros. De ahí dedujimos que a aquella amable señora no le gustábamos. Pero de alguna manera, al final conseguimos entrar.

Ya dentro estuvimos en el Jacuzzi, sauna de esas de humo, sauna normal, vimos abuelas en pelotas (nos equivocamos de puerta :-D), y cuando finalmente estábamos en las duchas para irnos, dijimos algo como:

– ALGUIEN: «Bf.. no la liemos, o vendrá Ingen».

– YO (inocente): «Tranquilos, aquí no puede entrar, a ver si vamos a estar desnudos»

– OTRO ALGUIEN SIN DETERMINAR: «Nej, nej, nej, aisjfjklf slkñq pqoij assd ALARM!! kjñfñalskdfa s»

– ALGUIEN (sí, era INGEN): «ñl jfañdslkf jañdkfaj sd klasd»

Sí, la mujer entró a las duchas de hombres para decirnos que no dejáramos la puerta de la sauna abierta demasiado tiempo, o saltaba la alarma.

Manda huev*s que entrara hasta las duchas. Podría habernos pillado a todos en pelotas, enjabonándonos nuestras partes delicatessen (o delicadas), cada uno las suyas, se entiende. O no :-D. Pero hombre, al menos llamar a la puerta, hubiera sido de rigor, ¿o qué?

Por eso, mi primer post en tierra de rubias va dedicado a nuestra entrañable amiga, y a la que cuando hablaba en sueco yo contestaba:

«Ja, ingen recklam!»

Esto que yo le decía es lo que se pone en los buzones para que no te metan publicidad. Como me sonaba que empezaba igual que sus frases, yo le contestaba con eso, juasjuasjuas.

Pues nada, mis jóvenes padaguanes, os iré contando más andanzas por Rivendel, pero ahora toca descansar.

Y au! 🙂

PD: Botón -> Correr

PD2: Camello y empujoncito -> Correr

PD3: Autóctonos y medicólogos -> Correr

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Piiiii … ¡La bici no!

¿Qué forma tan maravillosa de empezar el día! No… no es que haya echado un «mañanero» (a ver cuándo cae), ha sido algo más bien tonto, pero me he quedado como dios.

Es por mucha gente conocido que mi sueño es más que profundo. Puedes poner una bomba, reventar el timbre de mi casa, o pasar un camión a mi lado mientras duermo, que loixiyo no se despierta. Eso es así, y no sé si algún día cambiará.

Pues lo que ni 3 despertadores y una madre pesada consiguen, lo ha conseguido una señora a bocinazos desde la calle. Resulta que alguien ha aparcado en doble fila, y por eso no podía sacar el coche para llevar a su adorable hijita al colegio. De modo que la mujer ha decidido que reventar los oídos del vecindario era la mejor solución para que ese coche se desintegrara.

Hacia las 9 de la mañana y sólo 5 horas después de haber conseguido pegar ojo, estaba yo teniendo uno de esos sueños que nadie desea que acaben. ¡Qué poderío estaba demostrando! Y por algún motivo, me he despertado. Enseguida he visto la jugada. Así que, lleno de ira, he ido al balcón a toda velocidad, con gran instinto asesino.

He buscado como un loco hasta que he visto mi objetivo, estaba en la otra acera. Entonces he soltado un «chiflido», (ttiiiiuuuuuuuuiiiii), y la mujer ha levantado la cabeza. He agitado los brazos, y cuando me he asegurado de que me miraba, le he gritado con cariño:

– ¡¡¡EEEHHH!!! ¡¡Pero ya está bien, C*PÓN!! (Caliz donde se guarda el agua bendita :-P)

La ruidosa aún se quejaba, así que he insistido:

– ¡¡ COJ*NES, pues llame a la grúa pero no moleste al personal!!

Total, que ha sacado a su hija del coche, y se han ido andando. La mujer estaba indignadísima.

En esto que he llamado por teléfono a mi hermano a su despacho (justo debajo) para contarle la jugada, y él se ha asomado al balcón también. Toda una escena, los dos hermanos uno en cada piso, hablando por teléfono y riendo a carcajadas. Y en ese momento, nuestra amiga ha vuelto. Había ido a buscar al conductor de un camión que estaba detrás del coche molesto. El camionero ha echado marcha atrás para que ella buscara un hueco. Y aquí ha venido el descojone, yo ya no podía más.

La mujer, en pleno ataque de pánico, ha empezado a zumbar al coche que tenía delante (ha sonado y todo, jojoj), y luego al intentar hacia atrás, a golpear a una bici que había aparcada. Y a mi hermano (otro que tal baila), no se le ha ocurrido otra que empezar a gritar también:

– ¡Nooooo! ¡La bici noooo! ¡Eeeehh! ¡Nooooo, la bici no!

Finalmente el dueño del coche se ha dignado a aparecer, y nuestra intrépida conductora ha conseguido irse. Así que, me he bajado a por un pincho de tortilla para celebrar el éxito de la operación.

Aquí acaban mis aventuras de hoy. No imagináis lo a gustísisisisisimo que me he quedado. Luego me daba pena la señora, pobrecica. Pero hombre, despertarme a mí tiene mérito, y MUCHO.

Ale, después de esta anécdota tonta que me ha alegrado la mañana, me voy a por un café y a prácticas con Barbie. ¡Qué mona ella!

Y au! 🙂

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Eeem… ¡NO! – El desenlace

Último día de tocadica (bowling) en la capital maña.

Un buen puñado de horas de sueño, un café largo los 3 tontos y la jefa, y un par de croquetas, ya sólo 2 de los 3 tontos. Ése ha sido el resumen del día. Por no sumar las películas de Regreso al futuro (I y III) que han caído por la noche.

Pero bueno, esto no es lo más importante del día. El verdadero motivo de este post es una experiencia reveladora. Un acontecimiento reconfortante, tranquilizador, orgásmicamente redundante y a la vez tan misericordioso y sublime como una abrumadora y nigérrima encefalopatía con tintes paupérrimamente jubilosos.

(NOTA: ¿¿¿Qué C*J*N*S habrá querido decir todo eso???)

A lo que vamos.

Supongo que todos recordaréis a la bella damisela que me negó su mechero hace algunas semanas. Para quien no la recuerde, os pongo el enlace para que veáis el principio de esta historia de amor:

https://loixiyo.com/eeem-no

Hoy también estaba en mi bar, y tras abandonar el recinto «ella la cosa», le hemos preguntado al camarero. Él nos ha dicho que esas prácticas amables por parte de nuestra educada y amable señorita se repetían contínuamente, y que ha llegado a escuchar cosas como:

– ¿Mechero? ¿Y por qué tendría yo que dejarte mi mechero?

Todo tipo de contestaciones, cada cual más encantadora salen de la boca de esa víbora que sólo hace que escuchar conversaciones ajenas mientras te mira por encima de sus gafas, con su cigarro en la boca y el cubata en la mano.

Qué rencoroso estoy pareciendo, pero qué a gusto me quedo hablando de ésta personajilla. La cuestión es que me ha alegrado ver que definitivamente yo no soy el malo. No soy el tío que le cae mal, sino que esta señora está en contra de todo el mundo. Es así la mujer, o como bien digo a veces: NECESITA urgentemente un poco de amor 😛

Pues nada, con la alegría de saber yo no soy el único pringadillo, me despido por hoy.

Y ya está 🙂

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Eeem… ¡NO!

Da gusto ver la tacañería de la gente en algunas ocasiones. Y es que no tengo claro si es que el gas de los mecheros es caro, si la tía tiene un marido con poco saque, o lo que ha podido pensar de mí.

En el Valdai (mi archiconocido bar) hay una mujer a quien más de una vez he sorprendido escuchando mis conversaciones con diversos colegas. No sé si lo que estamos hablando sería interesante o si es que se aburre, pero la cuestión es que ahí la tenemos, siempre con los oídos puestos en conversaciones ajenas, como quien no tiene otra cosa mejor que hacer.

Hoy he llegado, como es costumbre, a pedir mi tradicional café con hielo, esta vez para llevar, puesto que tenía una reunión a la que iba a llegar tarde si no me daba bastante prisa.

Uno de los camareros me ha preguntado qué tal había acabado el curso, y hemos mantenido un pequeño diálogo de apenas un par de minutos, mientras la otra camarera me preparaba mi café, y mientras yo, para ganar tiempo me liaba un cigarrito.

Ha sido entonces cuando he caído en la cuenta: NO LLEVABA MECHERO.

En principio esto no suele ser problema. La solución es rápida, hay que mirar alrededor para ver quien lleva mechero y pedírselo amablemente. En este caso, ELLA (la dulce orejas) estaba a mi lado, y por supuesto estaba escuchando mi conversación con el simpático y joven camarero. La tremenda y «amable» mujer tenía su paquete de tabaco con el mechero encima. De modo que mi frase ha sido sumamente educada, y veamos su respuesta:

– Oiga, perdone. ¿Puede darme fuego, por favor?

– Eeeem … ¡NO!

Y ahí ha sido cuando con toda la tranquilidad del mundo ha guardado el mechero en el bolso para que yo no lo cogiera.

Al principio pensaba que estaba de coña, y que a continuación diría algo como «Que sí, tonto, aquí tienes». Pero de nuevo: NO. Ni me ha vuelto a mirar, ha seguido con su cara de perro mirando al frente e ignorándome. Menuda cara de TONTO se me ha quedado.

Así pues, mi post de hoy va dedicado a la mujer de cara de perro, oído agudo y gran amabilidad: GRACIAS, PRECIOSA.

Desde Anda a cascala!, le mando un afectuoso saludo.

Y ya está 🙂