Hoy hablaremos de un tema que me preocupa realmente, y del que ya comenté algo hace unos meses: Los límites de la estupidez humana rozan lo inimaginable.
Siempre he pensado que el problema era España, que la gente somos así y que cuando sales al extranjero se respira un aire de educación, templanza y saber estar envidiable. Pero no, no es así. Idiotas los hay en cada rincón, desde aquí hasta China, pasando por Marte, y sin olvidar la Conchinchina. No sé si esto me alivia o me da miedo, pero el caso es que así es. A esta conclusión he llegado después de mi reciente viaje a Suiza, donde vi más subnormales de estos que en España.
Por ponernos en situación, imaginemos nuestra vuelta del «Cepese» a casa en, por decir algo, el 20. El autobús está hasta arriba a partir de la 3ª o 4ª parada, hace un calor sofocante, y sólo pensamos en llegar al centro, donde se supone que la gente bajará y podremos respirar un poco de aire fresco.
Cuando creemos que nada puede ir peor, porque es invierno y vamos abrigados hasta arriba (cosa que acentúa la angustia), llegan «ellos». Ellos tienen distintos nombres, véase «los ko», chungos, megratronx, APS, chonis, bacalutis, panchitos, hoygan, y otros nombres que no voy a escribir, porque todavía me queda un poco de humanidad para no seguir escribiendo descalificativos.
No hay estereotipo ni nacionalidad única. Hay desde zaragozanos hasta gente proveniente de las bellas tierras del Sur de América. Tienen afición por músicas horribles, como el «reguetón», el «pachumbachumba», o el «jipjop». Hablan con tintes tronx, aires prepotentes y temas de conversación sumamente primitivos, cuando no inexistentes.
Entran al autobús y deciden compartir su excelente y melodiosa música con el resto de los viajeros. Sacan su teléfono móvil perfectamente tuneado para que suene a todo volumen, y ponen su estrambótica música para el «disfrute» de todo el mundo. Todo el autobús está en completo silencio, mentando a la madre que trajo al mundo a estos personajes, pero nadie les dice nada, por educación o por no tener un follón por menos de nada.
Y yo me pregunto: ¿No se dan cuenta que si todos hiciéramos como ellos y pusiéramos nuestra música a todo volumen nadie podríamos atender a la nuestra? ¿No conocen la existencia de los auriculares? Menuda GENTUZA, por Dios.
Lo peor de todo no es la música que escuchan, habitualmente HORRIBLE, sino la poca educación que demuestran. A mí nunca se me ocurriría hacer eso, me da vergüenza sólo pensarlo. No molestaría a la gente de esa manera, no.
Y tampoco entiendo cómo la gente no nos quejamos. Yo lo más que he hecho es sacar mi móvil e intentar hacer sombra al suyo, poniendo la música más fea que encuentre. Pero no suena tantísimo como el tuyo, porque yo no me preocupo de tener un altavoz potente para incordiar a la gente.
¿Sabéis qué es lo peor? Que visto la tolerancia y respeto de la gente, no entiendo por qué no puedo tirarme pedos cuando me dé la gana en un autobús. Seguro que si se me escapa uno, aunque sea por accidente, un KO de estos viene a tocarme los cojones y a decirme que soy un cerdo. Que cómo puedo atreverme a hacer semejante aberración, que menudo maleducado.
¿Por qué no voy a poder expulsar gases de mi cuerpo? Algo tan natural y necesario como eso, y que todo el mundo hacemos, en público o en privado. Algo que no necesariamente tiene por qué molestar, al menos si no huele mal. Si me encuentro hinchado después de una comida fuerte, ¿por qué no voy a poder? No creo que a nadie le moleste más que vuestra música, ¡mamones!
Por eso, mi propuesta de hoy, es que todos comamos judías blancas al menos 3 días a la semana, y que cuando un subnormal de estos asome la cabeza, todos los que hayamos ingerido estos grandísimos alimentos nos pongamos alrededor de ellos y les preparemos una cámara de gas natural.
Un poquito de educación no hace daño a nadie. Creo que deberían aprenderlo desde jovencitos, pero no estaría de más que alguien se lo enseñara de mayores. Qué vergüenza ajena siento cada vez que los veo.
Y au! 🙂
Si… esos que escuchan música y molestan a la gente, son gentuza. Igual que los que fuman en los bares, Ejemmm
Si te tirases un pedo no te diría nada, llevan toda la vida oliendo la coliflor que cuece su madre y nunca la pidieron explicaciones