Hace bastantes años que vengo viendo como a la gente no le importa publicar absolutamente toda su vida en Facebook, colgar fotos de todos los sitios donde va, comentar en mil sitios sin importarle quién pueda leerlo y demás.
Por poner un ejemplo, una vieja amiga de la carrera (su nombre no lo diré aunque si lo lee posiblemente se de por aludida :D) suele comentar, algo «cifradamente», prácticamente todo lo que le ocurre. Si discute con el novio, si echa un kiki con él para reconciliarse, si va al baño y «va duro», si… Todo está ahí al alcance de los marujos.
A algunas personas eso no les importa porque creen que «sólo sus amigos pueden ver lo que escriben». En la realidad, un poco de imaginación, una foto de perfil de alguien atractivo y poco más es lo único que se necesita para que alguien te permita marujearle la vida.
Todo el mundo entiende que gritar su vida íntima por la calle o pegar fotos casi desnudo en las fachadas de los edificios puede resultar mala idea pero no ven que en la red el problema también existe. Mucha gente no tiene reparo en utilizar contraseñas de broma para el correo electrónico, comentar todas sus intimidades en las redes ni por supuesto colgar fotos sin apenas dos prendas de ropa. Y no me entendáis mal, me encanta ver carne femenina pero hay que tener un poco de conocimiento.
Todos locos peeeero… allá cada cual.
Relacionado con toda esta paranoia que tengo yo acerca de la seguridad, la privacidad y demás, he encontrado este vídeo que me ha dado que pensar. No sabría decir si es cierto o ficticio pero desde luego no me parece nada descabellado. Os lo dejo por si a alguno le abre los ojos.
Nada más por hoy, queridos Hobbits. Bueno… sí… hoy ha sido el cumpleaños de «La pequeña Hobbit», que para quien no la conozca es mi sobrinilla pequeña. Todavía no sabe leer pero cuando algún día marujee este blog sin saber que es mío quiero que lea esto:
¡FELICIDADES CACHONDA!
Ale, pues otro día os cuento más cosillas, tengo novedades novedosas.
Y au! 🙂
PS: Paciencia infinita 🙂