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¡Yo también quiero llevar falda!

Últimamente estoy hasta las pelotas de muchas cosas. De los catalanes por un lado, de los «progres estúpidos» por otro. Este es mi primero de una serie de posts en los que me voy a c*gar en todo lo que me molesta, y voy a empezar por el mongolismo global con el tema del machismo.

Me repatea que haya «violencia de género». Yo la llamaría violencia y la castigaría sea de la forma que sea. Punto.

Me repatea el «hola a todos y todas», el «mis compañeros y compañeras». A los que lo decís os diré que sois, aparte de estúpidos y estúpidas que no conocéis las reglas gramaticales del español (sí, esta vez me lo voy a permitir) muy poco prácticos. Metéis carga inútil al mensaje, ¿por qué no decís compañeras directamente? Yo no me ofenderé.

Pero más me repatea que cuando hay discriminación hacia la mujer todo el mundo se escandalice pero que cuando sea al revés nadie diga nada. Y por poner un ejemplo, hablaremos de la ropa en el trabajo.

Trabajo en una empresa donde, contra todo mi pronóstico cuando entré a trabajar allí, hay un buen número de mujeres. Como en todos los sitios, hay tías buenas, tías menos buenas y tías feas. Eso es normal. Las tías, buenas y malas, llevan camisetas de tirantes, sandalias, pantalones cortos y faldas cortas. Y cuando digo cortas quiero decir que suben un palmo más arriba de la rodilla. La verdad, me encanta. Y si por mí fuera vendríais todas en bikini o en topless, mi trabajo sería más llevadero.

El problema viene cuando un día de verano me da a mí por ponerme pantalón corto. Los comentarios de compañeros extrañados empiezan a calentarme la cabeza ya por la mañana. Hacemos una reunión en círculo donde estamos 3 personas en pantalón corto, dos mujeres y yo. El único que recibe comentarios al respecto podéis imaginar quien es. En efecto… el que no tenía tetas gordas (o no tan gordas al  menos).

Semanas más tarde volví a intentarlo y fue entonces cuando dos jefes me dijeron en privado que no se permitía llevar ropa corta a la empresa. Ni sandalias. Todo esto el día en el que dos mujeres llevaban falda en el departamento. Mi respuesta fue educada, cordial pero directa:

– Ningún problema pero, oye, ¿qué pasa con las mujeres? Porque aquí a mí me encanta que vengan escotadas pero nadie les dice nada y a mí sí.

– Respuesta de uno: Siempre ha habido clases y clases.

– Respuesta del otro: Jejeje, bueno, por mí que vengan lo escotadas que quieran, pero para evitar problemas con los de arriba, tú ven de largo.

Yo les dije que no estaba de acuerdo, que era injusto, pero que como las normas eran claras no volvería a ir de corto.

Semanas más tarde, sigo viendo tías con camisetas de tirantes, sandalias, faldas y pantalones cortos mientras yo paso calor con mis pantalones vaqueros y zapatos cerrados. He llegado a ver una mujer con mallas negras, camiseta de tirantes amarillo fosforito y coleta bien alta, como cuando vas al gimnasio. Pero tiene tetas, así que lo moderno y lo correcto es dejar que vista como quiera.

Me encantaría ver que me dirían si voy a la empresa con mallas. Las normas dicen que tiene que ser ropa larga y no ser chándal, por lo tanto estaría cumpliendo con ellas. O con camisetas de tirantes, escotadas, chanclas, faldas cortas, pantalones cortos (cortos de verdad, que los míos eran piratas). Y ya puestos, maquillado. Seguirían diciendo que no se puede ir así mientras las señoritas campan a sus anchas con sus ropas sexis.

¿Es eso discriminación? ¿Machismo? ¿Feminismo? Yo no sé lo que es, pero desde luego no es igualdad. También estará el tonto que me diga que es un detalle sin importancia, que no le de más vueltas. Pero yo pienso una cosa, ¿qué pasaría si a las mujeres se les obligara, quieran o no, a llevar falditas cortas y camisetas de tirantes con escote? Pues os diré lo que pasaría, lo que ya ha pasado en un deporte (volley creo que era, salió hace unas semanas en la tele). Decían que las tías se habían quejado porque les hacían ir así vestidas mientras los hombres pueden ir sin camiseta y con bermudas. Mire usted qué machistas, oye, siempre pensado en la mujer como objeto sexual.

Hay muchas cosas que me j*den, y seguro que hay quien me tacha de machista. Pero estoy hasta las pelotas de ver como por ser moderno y «no-machista» se dan ventajas a las mujeres y se limitan las libertades de los hombres. Con esa actitud lo único que van a conseguir es que los hombres se reboten y brote un sentimiento «machista». Yo mismo empiezo a estar quemado y a la defensiva con este tema, cuando no tendría que ser así.

Lo de «machista» entre comillas lo pongo porque no sería machista como tal. Sería como el feminismo cuando surgió, cuya única intención era que no se discriminara a las mujeres. Hoy en día el feminismo es un machismo con tetas, según el cual todo lo que se haga tiene que ir orientado a beneficiar a la mujer frente al hombre.

Podría poner ejemplos mil, pruebas físicas para cuerpos de seguridad del estado, ropa en las empresas, sentencias de divorcio y custodias de los hijos, maltrato en el hogar, etc. Hay muchas situaciones en las que el hombre está desprotegido, y parece que si lo comentas con preocupación eres machista. Deberíamos plantearnos si dentro de unos años no empezará a haber oleadas de reacciones extremadamente machistas por culpa de las estupideces que se están haciendo desde hace unos años. Y entonces no habrá lloros que valga, se habrá calentado la cabeza demasiado a la gente.

En fin, me he quedado a gusto soltando todo esto. Al fin y al cabo es el objetivo de este blog, mi entretenimiento y bienestar.

Otro día os cuento más cosas, ahora hay que cenar.

Y au! 🙂

PS: Yo siempre lo he dicho, cuando quieras puedo dejar de trabajar y dedicarme a limpiar la casa, comprar, marujear y darte hijos (mejor aún, INTENTOS).

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